Baires Para Todos

Kelly Olmos: “Se ganan las elecciones generando bienestar para la gente, ese es nuestro objetivo y esperamos lograrlo”

La flamante ministra de Trabajo, y cuadro fundamental del PJ, confía en poder constituirse como un puente entre todas las ramificaciones del peronismo. Apuesta al diálogo y a la claridad en las reglas de juego para “favorecer un proceso que nos permita crecer en unidad”.

Ministra, muchas gracias por exponerse por primera vez en un reportaje largo, en un momento en el que la cartera de trabajo está en el centro de la discusión. Voy a comenzar preguntándole por la coyuntura, la tensión que generó la paritaria de Camioneros, que finalmente terminaría cerrando en un 107%, por arriba de la inflación prevista para este año por el propio gobierno, que sería del 95%. 
Lo que pasa es que el 107% es para un período de 16 meses. Si uno toma desde la última actualización del convenio, que sería de mayo a mayo, la paritaria es del 85%, más un bono de 100 mil pesos por única vez, que se va a pagar en cuatro cuotas. 

O sea que finalmente sería similar a la inflación.
Exactamente. 

Su predecesor tiene un récord bastante llamativo en la Argentina de los últimos años, que es que ha cruzado prácticamente tres años de ministerio sin grandes conflictos laborales. ¿Cómo se imagina usted el año y poco que le toca de este primer mandato, por lo menos del presidente Fernández?
Me lo imagino con una dinámica fuerte e importante de paritarias, porque la alta inflación obviamente genera esa situación. Pero la verdad es que esa dinámica está resultando muy positiva, tanto el sector trabajador como el sector empresarial alcanzan los acuerdos. Puede haber situaciones más o menos tensas en la negociación, incluso alguna situación de conflicto. Eso está bien, pero lo más importante es cómo se resuelve finalmente. Efectivamente, creo que el mecanismo de resolución fortalece el proceso democrático, porque se resuelve adecuadamente. 

Vivimos una situación más compleja que la que les tocó a los otros tres gobiernos peronistas, primero de Néstor Kirchner, después de Cristina Kirchner; sin embargo, había más conflictividad antes que ahora, ¿a qué lo atribuye?
Por un lado, la conflictividad en general tiene que ver con la posibilidad de mejorar salarios, porque cuando hay un proceso de falta de trabajo suele haber conflictividad baja. Después, lo que hay es algún tipo de explosión de carácter social, pero la pelea por el salario es mucho más activa cuando se acerca el pleno empleo, y eso es una característica en general de todas las sociedades. Acá hay una situación; en primer lugar, recibimos una herencia de muchísimas restricciones generadas durante la gestión del macrismo, que no tuvo pandemia, que no tuvo guerra, y sin embargo nos entregó el gobierno en medio de una fuerte crisis del sector externo y de algún modo enmascarada por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, pero donde los salarios perdieron en promedio más del 20% de la capacidad adquisitiva. Al ingresar el gobierno del doctor Alberto Fernández, inmediatamente se intentó tonificar la demanda mediante un aumento generalizado, la Tarjeta Alimentar, el incremento a las jubilaciones, y cuando se estaba en un proceso de recuperación, llegó la pandemia. En el transcurso de la pandemia, donde lo más importante era proteger los puestos de trabajo, se llegó incluso a financiar los salarios desde el Estado, se generó una moratoria, se generó el IFE, y mecanismos de transferencia para los sectores no formales. Todo el trabajo fue para tratar de reducir el daño que generaba la necesidad de aislarse antes de la existencia de la vacuna. Después impulsamos un proceso de recuperación económica que fue muy vigoroso, en 2021. Recordemos que muchos economistas decían que íbamos a tardar entre cuatro y cinco años en recuperar lo perdido durante la pandemia, y logramos recuperarlo en un solo año. La realidad es que nos insumió un nivel de reservas muy alto, y la apuesta fue lograr el éxito de demostrar el vigor que tenía el sistema productivo argentino de poder reponerse tan rápidamente. El 2022 será el año de acumulación de reservas. Así se pactó incluso con el Fondo Monetario Internacional. Porque todos sabemos que las crisis del sector externo en la Argentina son las que generan la desestabilización. Entonces, era muy importante reponer, fortalecer las reservas, reponer las divisas. Tampoco habíamos previsto la guerra, la invasión rusa al territorio ucraniano, que tuvo un impacto enorme en el precio de los alimentos y, sobre todo, de los combustibles, que significó para nosotros un desequilibrio en el comercio exterior, por la compra de energía de más de 5 mil millones de dólares, que era lo que habíamos previsto robustecer en las reservas. Pero logramos que no hubiera escasez en el acceso, tanto desde el punto de vista de la ciudadanía como desde el sistema productivo. Ahora estamos haciendo un esfuerzo. Todo esto, para ubicarlo, genera tensiones, desequilibrios que se expresan con un proceso inflacionario que el mundo no conocía hace cuatro décadas. En la Argentina, con un impacto de esas características, ampliado por nuestra inflación estructural, ahora hay que volver a trabajar fuerte en la estabilización, y ese es el esfuerzo de todo nuestro gobierno, con una restricción que no afecte el crecimiento ni la capacidad de generar empleo. 

En ese contexto, vuelvo con la pregunta: ¿cómo hizo Moroni para que no hubiese grandes conflictos, más allá del de los neumáticos, que por eso llamó la atención? 
Trabajando fuertemente en el mantenimiento de las paritarias, de la apertura de las paritarias, la negociación de trabajadores y empresarios, la verdad que es ejemplar. Hay que presenciarlo para ver cómo se ha alcanzado una cultura del diálogo y del acuerdo, que proyecta un modelo muy virtuoso. Nosotros, que estamos tan habituados a que todo el día parece que las críticas sobre la Argentina son feroces, veo esa práctica y me doy cuenta que tenemos reservas democráticas muy importantes. 

Por Jorge Fontevecchia-Perfil