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Un avión al servicio del Plan Cóndor

En mayo de 1977, el Hawker Siddeley HS-125 con matrícula 0653 fue usado para trasladar hasta Buenos Aires a cinco militantes que habían sido detenidos en Paraguay, donde fueron torturados por servicios de inteligencia argentinos y uruguayos. También era empleado por Massera para sus  viajes. 

La burocracia deja marcas. Eso fue lo que sucedió el 16 de mayo de 1977, cuando el comisario paraguayo Alberto Cantero le elevó una nota a su superior para informarle que ese mismo día, a las 16:34 habían entregado a cinco detenidos –tres argentinos y dos uruguayos– para que fueran trasladados hacia Buenos Aires. El viaje en cuestión se haría en un avión bi-reactor que era piloteado por un capitán de corbeta. El artefacto, que también habría sido usado por Emilio Eduardo Massera para sus viajes, fue encontrado casi 46 años después en malas condiciones de preservación en Uruguay gracias a la investigación del ilustrador Sebastián Santana Camargo. Querellantes le reclaman a la justicia argentina que lo preserve como prueba de la coordinación represiva entre las dictaduras del Cono Sur –el Plan Cóndor– y que evalúe su traslado hacia Argentina.

Cantero le presentó un informe al jefe del III Departamento de Investigaciones de la Policía de Paraguay, Pastor Milcíades Coronel, en el que detallaba quiénes eran los detenidos que serían llevados a la Argentina: José Luis Nell, Alejandro Logoluso, Dora Marta Landi, Nelson Santana y Gustavo Inzaurralde. Decía, además, que la entrega se había hecho en presencia del coronel paraguayo Benito Guanes, que era uno de los enlaces del Cóndor desde que había participado de la reunión fundacional que se había hecho en Chile en 1975.

Inzaurralde había estudiado magisterio e integraba la Federación Uruguaya de Maestros (FUM). Por su militancia cayó detenido en 1969. Tras ser liberado viajó a Chile y después se asentó en Lanús, en el Gran Buenos Aires. Fue uno de los fundadores del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP), que sufrió tanto la represión antes como después del golpe del 24 de marzo de 1976. Los militantes del PVP fueron uno de los blancos de los represores de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) que actuaban en Automotores Orletti.

Después de una seguidilla de caídas, Inzaurralde y Santana habían quedado como responsables del PVP y viajaron hacia Asunción, Paraguay, para conseguir documentación que les permitiera a los compañeros que aun estaban en Buenos Aires salir del país. Allá se encontraron con José Luis Nell (padre), que se había asentado en la capital paraguaya para oficiar de enlace con los militantes. 

Landi y Logoluso se fueron de Buenos Aires escapando de la persecución que incluso alcanzó a su familia. Primero viajaron a Misiones. Después, siguieron hasta Asunción. Todos fueron detenidos el 29 de marzo de 1977. En Paraguay, fueron torturados por integrantes de la Policía Federal Argentina (PFA) –Coordinación Federal– y de la SIDE. Los dos organismos se ocupaban de la persecución de los militantes que venían de los países vecinos. Los testimonios también indican que hubo oficiales de los servicios de inteligencia uruguayos.

Después del traslado, nada se supo de los secuestrados. Únicamente se pudo reconstruir que Inzaurralde había compartido celda con el dirigente gremial Ricardo Peidró en Club Atlético, el centro clandestino ubicado en el cruce de Paseo Colón y Avenida San Juan, que tras el cierre de Orletti había devenido en uno de los lugares destinados para tener secuestrados a militantes extranjeros.

El documento que da cuenta del traslado es parte de los Archivos del Terror.

El avión, prueba material de ese traslado que muestra cómo el Plan Cóndor permitía la circulación no solo de información sino de secuestrados, se encuentra en el Uruguay. La información fue aportada por la abogada Flavia Fernández Brozzi y su colega Rodolfo Yanzón, integrantes de la querella Kaos, ante el juzgado federal de Daniel Rafecas, que investiga lo sucedido en los centros clandestinos conocidos como Atlético, Banco y Olimpo (ABO). La presentación también se hizo ante el tribunal que está a cargo del juicio ABO V.

La información surge de un minucioso trabajo de reconstrucción que llevó adelante el ilustrador Santana Camargo. Él detectó que el Hawker Siddeley HS-125 modelo 400B con códigos de identificación 5-T-30 y 25251 que la Armada registró con la matrícula 0653 –que luego en los años ‘80 pasó a manos de privados– se encontraba en el aeropuerto internacional Angel Adami de Montevideo, conocido como el aeropuerto de Melilla.”En mal estado, pero en una sola pieza”, escribió Santana Camargo en un informe que presentaron Fernández Brozzi y Yanzón.

Como quedó probado en el juicio de ESMA Unificada, la Armada contaba no solo con sus aviones sino también con los de Prefectura. ¿Por qué un avión de la Marina podría haberse usado para trasladar detenidos del Primer Cuerpo? Posiblemente como parte de la cooperación de las áreas de inteligencia, evalúa una investigadora. Hasta el momento está acreditado que la Armada usó uno de sus Skyvan para trasladar militantes que habían sido secuestrados en Uruguay.

Una curiosidad del cable que da cuenta del traslado es que informa que el piloto era José Abdala, capitán de corbeta. “Abdala” –como marcó la fiscalía que intervino en el juicio de Plan Cóndor– era el nombre que usaba Luis D’Imperio, integrante del Servicio de Inteligencia Naval (SIN) que reemplazó a Jorge “Tigre” Acosta al frente del grupo de tareas de la ESMA y que también era aviador. Un día antes del traslado desde Asunción, el avión había llevado a Massera hasta Santa Fe para participar de las celebraciones por el día de la Armada.

Por Luciana Bertoia-Página/12