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Matilde Rusticucci: “Los efectos del cambio climático son mayores cuando hay pobreza y falta de información”

La Doctora en Ciencias de la Atmósfera, docente de la UBA, investigadora del Conicet e Integrante del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), Matilde Rusticucci, aseguró a Télam-Confiar que “las consecuencias del cambio climático son mayores cuando hay necesidades básicas insatisfechas y cuando no hay campañas de concientización o no son suficientes” y ejemplificó cómo la información puede salvar vidas.

Lejos de ser una amenaza a futuro, el cambio climático está provocando una mayor frecuencia e intensidad de eventos extremos como olas de calor y de frío, sequías, inundaciones y tormentas, que comprometen la actividad económica, la salud y el bienestar de millones de personas.

De acuerdo al Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), el grupo de expertos de la ONU que analiza publicaciones científicas de todo el mundo, la temperatura media global ya aumentó más de 1°C desde fines del siglo XIX, debido a las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de las actividades humanas, y se prevé que alcanzará o superará los 1.5 C en los próximos 20 años.

La climatóloga Matilde Rusticucci, integrante del IPCC e investigadora del Conicet en el Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, es una de las científicas que más ha estudiado estos impactos en la salud a nivel local. En diálogo con Télam / Confiar, explicó por qué la actual crisis climática es también una crisis de salud, y destacó el rol de las políticas públicas para evitar que el impacto sea mayor en los grupos más vulnerables.

Se habla del cambio climático como un fenómeno global, pero ¿cómo impacta en la salud de las personas?

El Cambio Climático genera  impactos directos e indirectos. Tiene un impacto concreto en la mortalidad, por olas de calor y de frío, que es mayor en los niños menores de 5 años, las personas con enfermedades pre-existentes y los mayores de 65.
También hay efectos indirectos, ya que debido a las olas de calor y las sequías hay menos producción de alimentos, lo que impacta en la seguridad alimentaria. Y luego tenemos enfermedades como el dengue, xica y chikungunya, infecciones transmitidas por un mosquito que hoy se expande en zonas donde antes no llegaba.
A esto se suman enfermedades producidas por la mala calidad del agua, a consecuencia de una inundación, como dolencias gastrointestinales y diarreas, que son más peligrosas en los niños. Y como resultante de una  mayor frecuencia de incendios, debido a las sequías y las olas de calor, aparecen problemas respiratorios.

¿Qué zonas del país se ven más afectadas?

Las zonas más vulnerables son aquellas donde hay más pobreza. Porque el mismo impacto causa un riesgo mayor. Es difícil medirlo porque el efecto final no es solo debido al clima sino a la vulnerabilidad social y la falta de información. Las consecuencias del cambio climático son mayores cuando hay necesidades básicas insatisfechas y cuando no hay campañas de concientización o no son suficientes.

Foto Gentileza de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires
Foto: Gentileza de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires.

¿Cómo puede la información mitigar estos efectos?

Las alertas tempranas sobre una ola de calor, una tormenta o una epidemia de dengue, ayudan a las personas a organizarse y prevenir. La información tiene que ser clara, y oportuna. Si hay alerta roja y naranja, no hay que exponerse al sol porque hay riesgo de vida. No hay que hacer ejercicio, ni actividades al aire libre entre las 10 y las 16. Y las alertas de tormentas eléctricas indican que hay que evitar deambular por la calle porque hay riesgo de accidentes y de electrocución.
En el caso del dengue, si bien hay campañas, llegan tarde y mal. Hay que empezar a eliminar los criaderos de mosquitos en invierno, no en verano cuando el problema ya está instalado.

¿Hubo en los últimos años una mayor toma de conciencia sobre el cambio climático?

Cuando empecé a investigar este tema, el Cambio Climático era cuestión de los científicos y ambientalistas. Hoy es un hecho que afecta la vida cotidiana, y hay una mayor presencia del tema a nivel social. Pero aún falta que esto se refleje en acciones concretas y más rápidas por parte de los gobiernos y tomadores de decisión.

En las cumbres climáticas se hace hincapié en la reducción de emisiones y en la transición energética, pero ¿se habla de cómo prevenir y mitigar los impactos en la salud?

Siempre se supo que había una relación entre Clima y Salud. A partir del Covid, la Organización Meteorológica Mundial y la OMS generaron una mesa de investigación y diálogo. Y en la próxima COP28 (Conferencia de las Partes de Naciones Unidas) que se realizará en  noviembre en Dubai, habrá por primera vez una jornada dedicada a los efectos del cambio climático en la salud y cómo reducir los daños.

¿Qué se está haciendo en Argentina en este sentido?

Argentina cuenta con un Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático que incluye la capacitación de los equipos de salud y mejoras en la infraestructura de hospitales para atender emergencias climáticas. Y junto a un equipo de profesionales estamos trabajando en generar un Observatorio Nacional de Clima y Salud, con fondos nacionales e internacionales en el marco del proyecto Readiness que tiene financiamiento del Fondo Verde del Clima. Este proyecto también incluye la creación de planes provinciales de salud y cambio climático; la mejora de la vigilancia de enfermedades transmitidas por vectores; la medición de la huella climática de los hospitales, y la estimación de los beneficios para la salud por mejoras en el transporte, la calidad del aire y los espacios verdes urbanos.

5 de Junio, Día Mundial del Ambiente

El 5 de junio se celebra el Día Mundial del Ambiente por disposición de las Naciones Unidas. La fecha conmemora el comienzo de la  Conferencia de Estocolmo en 1972, considerada como la primera conferencia mundial centrada en el ambiente y el desarrollo sostenible. 

A 51 años de este encuentro que convocó a científicos y diplomáticos de todo el mundo, los problemas socioambientales como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación no han hecho sino agravarse.

Según el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), las temperaturas de la superficie del planeta han aumentado más rápido desde 1970 que en cualquier otro período de 50 años durante los últimos 2000 años. Y existe evidencia científica concluyente respecto de la responsabilidad humana en esta aceleración del calentamiento global.

Un aumento de 1° C en la temperatura global promedio parece poco, pero es suficiente para acelerar el derretimiento de glaciares y provocar mayor frecuencia de olas de calor y eventos climáticos extremos.

En tanto,  según el informe Planeta Vivo 2020 de la WWF (World Wildlife Fund), las actividades humanas son responsables de que las poblaciones de mamíferos, aves, peces, anfibios y reptiles se hayan reducido un 68% entre 1970 y 2016. Este estudio global destaca además que en los últimos 300 años, el planeta perdió el 90% de sus humedales.

Cada año llegan a los océanos unos 11 millones de toneladas de residuos plásticos. Esta cifra podría triplicarse de aquí a 2040. Y según la Organización Mundial de la Salud, la contaminación del aire es responsable de unas 7 millones de muertes prematuras al año.

La década que va hasta 2030 es considerada clave para detener y revertir la actual crisis socioambiental.

Muchas de las herramientas para lograrlo, como las fuentes energéticas limpias, la economía circular que permite reaprovechar materiales en lugar de desecharlos, y la agricultura y forestación regenerativas, ya están disponibles. Y permitirian además generar valor económico y nuevos empleos.

Por Gabriela Ensinck-Télam