Baires Para Todos

Malamud: “Lo que transmiten los dirigentes del PRO es que se odian”

El politólogo analizó las posibilidades electorales del oficialismo. Además, aseguró que el gran éxito de Macri fue “terminar su mandato”. “Si el Gobierno aguanta sin devaluar, tiene chances de ganar”, afirmó.

Andrés Malamud, reconocido politólogo, acaba de presentar “Diccionario arbitrario de política”, en la Feria del Libro, donde analiza con agudeza e ironía la ontología de la política argentina. Su visión del panorama político, el fenómeno Milei, y las internas en el oficialismo y la oposición, en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).

Nos causó gracia tu comparación. Dijiste que “el radicalismo es como el submarino, porque puede flotar pero fue diseñado para hundirse”…

El radicalismo fue un partido fundado por un suicida, así que tiene en su marca genética algo que lo tira para abajo.

De todas maneras, vos sabés, es el partido de mi simpatía, y el más longevo de América Latina, fue fundado en el siglo XIX, así que tanto fracaso a sus espaldas no tiene. Pero lo que sí tiene es una práctica del auto boicot. Siempre está pensando cómo complicarse la vida a sí mismo.

No se percibe como una unidad, sino como un grupo de facciones, tribus, clanes, que se divierten haciendo la interna. Y el gobierno es lo que sucede entre dos internas, muy de vez en cuando.

Te agrego dos humoradas, sumando a Freud. Para el radicalismo, aquello de los que “fracasan al triunfar”, y para el Frente de Todos, “los que delinquen por complejo de culpa”. Pero yendo a nuestro tema, el radicalismo integra Juntos por el Cambio. Muchos analistas dicen que la coalición opositora está cayendo, que pasó de treinta y pico a entre veinticinco y treinta de intención de voto, y se lo asignan a la pelea interna entre Bullrich y Larreta.

Otra hipótesis que manejamos aquí es que bajan en las encuestas, de la misma manera que sube Bullrich, porque, al tratar de competir con Milei, endurecen su discurso y así espantan a una porción de los votantes. ¿Te inclinás por alguna de estas dos hipótesis?

La principal hipótesis es el contagio. El PRO se “radicalizó”. Fue un partido creado para llevar al poder a partir de un método, del estudio, de Durán Barba y la campaña disciplinada, y con un objetivo que era la gestión. Rechazaban la política, se centraban en la gestión, ponían animalitos en los billetes.

Después del fracaso de su gestión se convirtieron en radicales. Lo único que les importa parece ser la interna, y lo que los destacó no fue la gestión, al contrario, el gran éxito de Macri fue terminar su mandato, no reducir la pobreza.

Así que, el problema, fue que el radicalismo terminó siendo superior al PRO. Le contagió sus males, pero por ahora no sabemos si sus virtudes.

¿Le contagia sus males pero no sus virtudes?

Las virtudes todavía no sabemos. Evidentemente el PRO las tiene, porque Macri es el primer presidente en 90 años que termina un mandato constitucional sin ser peronista ni militar. Ahí hay algo de resiliencia que el radicalismo había perdido.

Pero el orden que el PRO trajo a la política argentina hoy ya no existe. La diferencia con el radicalismo es que los radicales saben que sus internas se superan y después siguen juntos. En el PRO no está tan claro, es una interna con bronca.

El larretismo y el bullrichismo se están tornando incompatibles. Eso es muy peligroso, no solo para ganar, sino también para gobernar después.

¿Puede ser que la caída sea por ambas cosas simultáneamente, decir que vas a hacer un ajuste muy fuerte y a la vez exacerbar la pelea interna?

La sociedad argentina, como todas las sociedades occidentales, está premiando la autenticidad. ¿Qué dice Milei? Que va a sacar todos los planes, tampoco está prometiendo el paraíso en la tierra.

La gente vota candidatos auténticos, aunque lo perjudique, sobre todo cuando está enojada con los que están. En este caso, el problema de Juntos por el Cambio es que no se ve autenticidad, no es el ajuste lo que preocupa, es que estos tipos se están peleando y ni siquiera lo hacen para mostrar lo que son.

No se está discutiendo las políticas. Como decía Durán Barba, en las campañas rara vez se discute política. Lo que estamos discutiendo son identidades y actitudes. Las actitudes gestuales, corporales, lo que trasmiten los dirigentes del PRO, es que se odian. No importa si van a ajustar o van a regalar planes. No es eso lo que la gente está preguntándose.

Carlos Ruckauf usaba la metáfora de un iceberg para ilustrar las diferencias internas de cada coalición. Decía que el Presidente dice “no hay iceberg”, Massa quiere esquivarlo por derecha y Cristina por la izquierda. En Juntos por el Cambio, desde la perspectiva de Ruckauf, existen grandes diferencias, pero hay una coincidencia en que hay iceberg. ¿Coincidís?

Es buena. El iceberg es la devaluación. El iceberg es la explosión. Que los dieciséis  tipos de cambio convergen en uno, y ese uno es de los altos, no de los bajos. Por lo tanto, perdemos masivamente poder adquisitivo.

Cuando el peronismo niega el iceberg, en realidad lo que intenta es no chocárselo en su mandato. Postergar la navegación no porque piense que el iceberg no exista, sino porque no quiere ser responsable del choque. Lo único que tiene que hacer para evitar la responsabilidad es aguantar unos meses.

El futuro del peronismo

¿Cómo imaginás que se va a resolver la interna peronista y el futuro del peronismo, si es que termina perdiendo las elecciones próximas?

El futuro del peronismo no parece estar en riesgo, porque hay un voto duro que depende de la pertenencia social. Ese voto duro lo encontramos en el Conurbano Bonaerense, pero también en otros conurbanos y en el norte del país. 

El kirchnerismo es más frágil, porque es una etapa del peronismo, como lo fue el menemismo. El menemismo fue imbatible hasta que dejó de ganar elecciones, y con el kirchnerismo quizás pase algo similar.

No va a desaparecer el voto peronista. Los dirigentes peronistas saben que pueden seguir pescando en esa pecera, porque las identidades tienen inercia en el tiempo.

¿Creés que estamos en la etapa del peronismo post kirchnerista?

Todavía no. La cuestión es la Provincia de Buenos Aires. El kirchnerismo es resistente porque la Provincia alberga al 40% de los argentinos. La Provincia es, sola, casi tan grande como todo el resto de las provincias juntas.

En Buenos Aires, Cristina es la que lidera la población, la que tiene más votos que los demás. Son personas que la siguen a ella, se identifican y la votan a ella. Es por eso que el peronismo no tiene poder de veto sobre lo que decida Cristina, y, sobre todo, no tiene poder de rumbo. Cristina es la que se opone y veta las alternativas diferentes al kirchnerismo.

Pero una cosa es tener capacidad de veto y otra cosa es tener la capacidad de que se haga. En este mismo programa le preguntábamos a Agustín Rossi si él se bajaría en el caso de que Cristina Kirchner designara un candidato, y dijo que no, que es diferente si ella va en la fórmula, como en 2019, que acompañó a Alberto Fernández. ¿Compartís esta visión?

Depende de cuántos gobernadores consigan juntar. De nuevo, Provincia de Buenos Aires es el 40%. Si Cristina toma una decisión, ese es el peso que tiene en el total nacional, más los gobernadores que están con ella.

No es una cuestión de carisma nada más, es una cuestión de dónde están los votos. Cristina tiene los votos de la Provincia, es la Provincia de Buenos Aires lo que la torna poderosa.

El armado del Frente de Todos

Vos mencionaste que existía la posibilidad de que la fórmula sea Wado de Pedro – Malena Galmarini, ¿es así?

Así es. La idea se le ocurre a Martín Rapetti. Esto lo sugiere la inflación.

Es muy poco probable que un ministro de Economía se convierta en un candidato exitoso con la inflación superando el 100%. Massa apostaba a bajarla, si no lo consigue, sigue siendo indispensable para que el Gobierno termine el mandato sin devaluación, pero ya no puede ser candidato.

¿Cómo hacen para pagarle para que cumpla esta función que sólo él puede cumplir? Ofreciéndole una candidatura a su socia política más cercana y Cristina se mantiene en otro lugar en la fórmula.

Puede ser con estos u otros nombres, pero hoy la alianza entre Massa y Cristina es lo que mantiene al Gobierno a flote, no es el Presidente. Alberto Presidente flota a pesar de sí.

Una hipótesis sería una fórmula que sintetice esa alianza entre Cristina y Massa con una fórmula única. ¿Imaginás que puede haber otra hipótesis?

No veo cómo puede haber otra si las grandes provincias no se ponen de acuerdo. Si Schiaretti está jugando por afuera del peronismo, si Perotti se hunde con su gobierno en Santa Fe.

¿Quiénes son los gobernadores que pueden jugar de contrapeso a Cristina? Lo que preveo, al contrario, es una fila de gobernadores que vayan a besar la mano de esta fórmula. Incluso los gobernadores massistas, como el que acaba de ser reelecto en Salta.

¿Considera entonces que el Frente de Todos iría con una lista única, al igual que los libertarios, y sólo Juntos por el Cambio tendría internas?

Ese es hoy el escenario más probable. Hoy las encuestas marcan que Milei es el candidato más votado, pero un candidato único del oficialismo podría estar a la par. Porque quién imagina que el peronismo va a tener menos del 30% en la Provincia de Buenos Aires, y con el 30% ahí, es difícil sacar menos del 30% en el país.

El problema lo tiene Juntos por el Cambio, que aunque sume los votos de sus dos candidatos, tiene que explicarle a la gente que los votos se suman, y en realidad los votos son de la gente.

El que va a votar a Patricia no está votando en la interna de Juntos por el Cambio, está votando a Patricia presidenta, y lo mismo el que vaya a votar a Larreta.

Las PASO no son como las primarias en Estados Unidos, que la gente entra en un cuarto oscuro donde están solamente las boletas de su partido, entra en un cuarto oscuro en el que están todas las boletas, por lo tanto, la noción de interna, de primaria, se diluye.

Si Juntos por el Cambio sale tercero y cuarto, la gente va a ver que Juntos por el Cambio salió tercero y cuarto, y ahí, el peligro es el voto útil, que en primera vuelta la gente vaya a votar entre el primero y el segundo, al menos malo.

El director de La Izquierda Diario había dicho que lo que se venía era un kirchnerismo “más aguado”, jugando con la fonética de los nombres Massa – Wado de Pedro. Independientemente de la inversión de Rapetti, que habla de la fórmula Wado de Pedro – Galmarini, finalmente sería el mismo concepto.

Sí. Si es que se puede llamar a Massa kirchnerismo, porque es mucho más pragmático que eso.

En realidad el kirchnerismo fue pragmático en la gestión, pero con dos limitaciones, la retórica ideológica y la incompetencia económica.

Los escenarios posibles

¿Dentro de la interna de Juntos por el Cambio ves que Bullrich tiene más posibilidades que Larreta?

Es lo que indican la mayoría de las encuestas. Yo esperaba que, después del gesto de Larreta de desafiar a Macri, eso tuviera un reconocimiento por parte del electorado.

No se esperaba un gesto de audacia, lo tuvo, y sin embargo las encuestas no marcan un repunte de Larreta. Está complicado para hacer valer su proyecto contra una candidata que vende autenticidad y coraje.

¿Creés que la votación en primera vuelta va a ser distinta que en las PASO?

Sí, si es que Juntos por el Cambio hace las cosas bien. Hacer las cosas bien significa “abuenar”. Convencer a los que van a votar en las PASO que si pierden, el que gana está más cerca de ellos que los que están en otro partido.

Si Patricia pierde, convencer a sus votantes que Larreta es más de ellos que Milei. Si Larreta pierde, convencerlos de que Patricia es más de ellos que Massa, Wado o Malena. La tarea es convencer de que están más próximos entre sí que cualquiera de ellos con el rival.

¿Imaginás a Milei pasando a segunda vuelta?

No es imposible, aunque no es el escenario más probable. Tendemos a pensar que hay un “sobre giro” de Milei, y que es algo que se va a calmar con el tiempo. Pero esto depende de la economía. Si la economía estalla, pueden salir astillas para el otro lado.

Por el momento, lo que tenemos es una intensidad de aquellos que expresan su preferencia por Milei que tapa a los que expresan su preferencia por otros candidatos.

¿Creés que en un balotaje frente a la hipotética fórmula de Galmarini – Wado, sería más competitiva una fórmula con una candidatura más dura como la de Patricia Bullrich, o alguien más conciliador como Horacio Rodríguez Larreta?

Para competir contra Milei, sería bueno Massa. Porque Massa podría moderar y atraer el voto de Juntos por el Cambio.

Si Milei es candidato lo van a votar muchos de los que están fuera del balotaje. Si Milei es candidato contra el kirchnerismo, buena parte de Juntos por el Cambio lo va a votar.

Si el balotaje se da entre las coaliciones tradicionales, lo que define es la economía. Si hay o no devaluación, si hay o no pérdida masiva del poder adquisitivo. Si el Gobierno aguanta sin devaluar, tiene chances de ganar.

En un escenario de más o menos estabilidad, es difícil saber quién de Juntos por el Cambio sería más efectivo contra el Frente de Todos en un balotaje. Larreta es más de lo mismo, porque está muy asociado con una tibieza y moderación de Massa, por contraste con Cristina o Bullrich.

Patricia Bullrich sería mucho más práctico si la economía se desestabilizara, porque tendría algo para ofrecer. Si la economía se mantiene estable, la gente puede tener miedo de que se desestabilice, y Patricia es más agresiva.

Lo que hoy dicen las encuestas es que los cambiemitas prefieren a Patricia, lo que no sabemos es qué preferirán los votantes de Milei, pero la respuesta parece obvia.