Baires Para Todos

Lo que quedó del simulacro

Relanzamiento de Lula, lucimiento de Lacalle, desconocimiento de la nueva realidad de Maduro y desaprovechamiento imperdonable de Petro. Por Jorge Asís

1.- El Compadrito de Borges y El Colibrí

La estrella inapelable fue Lula, Highlander, con su plataforma de relanzamiento internacional.
Pero quien se destacó en la Cumbre de CELAC, simulacro de OEA de segunda marca, fue Luis Lacalle, El Compadrito de Borges.
Suficiente y altivo, con muy poco se diferenció para quedarse con las portadas de diarios y encabezamientos televisivos.
Al hablar del “club ideológico” de amigos. Plantear que “hay representantes de países que no son democráticos ni respetan los derechos humanos”.
Hubiera podido ser Jorge Salcedo en “Hombre de la esquina rosada”.
Pese a los esfuerzos de Bustillo, el Canciller, Lacalle chico no lo soporta a Alberto, El Poeta Impopular. Y es recíproco.
“Tu amigo Lacalle” solía reprocharle Alberto a Sergio, El Profesional.
Pero igual El Compadrito firmó en el simulacro la precocinada “Declaración de Buenos Aires”.
Participó algo apartado de la fotografía del amontonamiento. Suscribió la nominación caribeña del Camarada Ralph Gonsalves.

2.- Las negociaciones en México

3.- Las vueltas del carrusel

Al cambio de Trump por Biden se le suma otro acontecimiento. El cambio de mando en Colombia.
La irrupción de Gustavo Petro, El Estadista Convertido, precipitó la reconciliación diplomática de los dos países que fueron uno y comparten 2.220 kilómetros de frontera.
La derrota de Duque acabó con la confrontación y las tensiones de otra “cortina de hierro”, colmada de buracos por donde pasaban migrantes y productos regionales blancos de la región.
La apertura favorece el intercambio comercial y amortigua la ceguera política.
Maduro es una pieza fundamental para que avance la programada elaboración de la paz del gobierno de Colombia con el Ejército de Liberación Nacional.
Y de transformar a los grupos guerrilleros en partidos democráticos inquietos, nadie sabe más que Petro. Estadista de consulta obligada en la región.
Pero en Argentina Petro pasó imperdonablemente inadvertido. Como Luis Arce, el presidente de Bolivia, casi ninguneado por la presencia de Evo Morales, Dale tu Mano al Indio.
Desprolijas expresiones geopolíticas, derivadas de la afectividad poética de Alberto.
Para completar los cambios: el renacimiento de Highlander en Brasil.

4.- Simulacro y utilidad

¿Y para qué le sirvió CELAC a Alberto Fernández?
El simulacro -carísimo- le permitió figurar como actor invitado en algún encuentro internacional de poderosos. Tocar luminarias, junto a Santiago Cafiero, El Nietito.
Accedió a la presidencia como partenaire de López Obrador y la dejó como partenaire de Lula, fenómeno continental puesto en movimiento.
Lula escala sobre la intrascendencia CELAC para recrear la instrumental UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas).
Para dejar afuera ya no solamente a Estados Unidos y Canadá. También a México, el gran competidor.
A México le interesa exclusivamente lo que pasa en su norte. Infinitamente más que lo que pasa en el sur. Ni siquiera se dignó a trasladarse para comer un “ojo de bife” en Buenos Aires.
Pero México impuso en CELAC al camarada Ralph (cliquear).

Un emblemático embajador extinto, acreditado en organización multilateral, le aconsejó al político improvisado que estaba muy nervioso.
Debía disertar en una Asamblea General de 180 países. Discurso leído, televisado en directo por la nutrida prensa que lo acompañaba:
“Usted tiene un majestuoso escenario en el centro del mundo, ministro. Pero hable para el vecino está a la vuelta de su casa”.