Baires Para Todos

Guerra de posiciones

Las principales fuerzas políticas mueven sus fichas en una serie de decisiones que impactarán en los años venideros.

Es la hora. Las decisiones que los principales espacios políticos tomen en estos días, repercutirán en las próximos años.

Indefiniciones. Para empezar, se definió la candidatura de Jorge Macri para las primarias de JxC, triunfador de las encuestas que se encargaron desde el PRO. Ni los resultados, ni las metodologías empleadas (por ejemplo, cuántos casos se hicieron y si fueron presenciales o telefónicas) fueron difundidos por lo cual también triunfó la oscuridad. Pero más allá de esos detalles, es claro el peso específico que tiene CABA para la geopolítica autóctona, y lo que significa para el PRO, continuar gobernando su territorio madre.

La presencia de Jorge Macri en el acto de Rodríguez Larreta, donde anunció una tardía baja de algunos impuestos, resultó un apoyo implícito al candidato presidencial en la interna infernal del PRO. A pesar de las declaraciones posteriores sobre la prescindencia del primo del expresidente en las primarias nacionales, significó un duro golpe para las aspiraciones de Patricia Bullrich, quien busca febrilmente apoyos en cada rincón de la PBA, donde se observa, además, que la instalación de Néstor Grindetti para gobernador va muy lenta. Mirando el panorama y el tácito acuerdo de Rodríguez Larreta con Mauricio Macri, Martín Lousteau se estará preguntando si no le conviene jugar por afuera para de esa forma, llegar al casi seguro ballottage. Así lo hizo en 2015, en un momento aún más complejo con lo que significaba el ascenso de Macri, y perdió contra Rodríguez Larreta-Santilli por apenas unos 55 mil votos.

En busca del voto perdido. En el Frente de Todos, tras el acto del 25 de Mayo, quedó claro (por si alguna vez no lo estuvo) que Cristina Kirchner tendrá la gran lapicera organizadora de las listas. Eso implicó el impulso de la candidatura de Eduardo “Wado” de Pedro. De esa forma, centenares de encuestadores surcan el país buscando la intención de voto del ministro del Interior, con la curiosidad que la pregunta se suele hacer dos veces, una en formal normal, y la segunda recordarle al encuestado que es el candidato de Cristina.

Es un problema, porque entre los sectores del voto duro su figura cae muy bien, y ese traslado de votos está casi asegurado, pero por fuera de ese grupo de alrededor del 12 al 15% el nombre de Wado es recibido con frialdad.

La contracara es que no hay nadie que en la geografía del país no conozca a Sergio Massa, o a Daniel Scioli. Éste último encuentra en su amague presidencial, el alejamiento de las estructuras políticas del peronismo. La tarea es compleja, tiene que encontrar candidatos en las provincias que se votará ese día, 135 candidatos a intendentes, y más de un millar de aspirantes a concejales. Va de su suyo que se necesitan candidatos para las 130 diputaciones en juego, las 24 senadurías y todos los suplentes respetando siempre el cupo de género. También Scioli podría preguntarse si para meterse en ese berenjenal no le sería más simple y efectivo romper y hacer una alianza con Schiaretti y Urtubey. Curiosamente este espacio, prácticamente sin mover un dedo tendría un 5% de intención de voto (principalmente Córdoba). Basado en este aparato bastante desarrollado, el embajador en Brasil podría fácilmente duplicar aquel número y causar un estrago histórico al Frente de Todos.

Viaje a un nuevo electorado. Las dificultades para un armado de una estructura electoral desde cero también las sufre Javier Milei. A diferencia de las elecciones provinciales, en las nacionales y las locales que concurren ese día no es posible ir con lista corta. Este problema también lo tienen los partidos provinciales. Pero más allá de esto, Milei hizo en estos días un giro hacia la derecha liberal realmente existente, traducido en la incorporación de Carlos Rodríguez y Roque Fernández como asesores y Diana Mondino como candidata a diputada por CABA. Se tratan de personas vinculadas al CEMA (hoy Ucema). De hecho, esta casa de estudios fue fundada por el propio Rodríguez, quien tiene la característica personal de ser muy frontal en sus posturas, e incluso relativizó algunos de las axiomas de Milei, por ejemplo, la posibilidad de una pronta dolarización.

Hoy probablemente a causa de los tropiezos de los dos últimos gobiernos, Milei encabeza con claridad la intención de voto contabilizado por candidato. Dos atributos que son fundamentales a la hora de comprender la distribución del nuevo electorado surge de estar o no, en situación de pobreza, y la edad del votante diferenciada entre menores de 35 años y los mayores de esa edad. Del cruce de las dos variables dicotómicas surge el gráfico que se observa donde Juntos por el Cambio domina en su electorado clásico No-Pobre/Mayor de 35.

En cambio, el FdeT se hace fuerte entre los pobres de mediana edad. Milei comienza su faena dominando entre los jóvenes de clases medias y alta, pero hoy avanza hacia los menores de 35 pobres (terreno que era exclusivo del peronismo) y también corre su frontera hacia personas de mayor edad (hasta 40 o 45 años).

Juntos por el Cambio tiene una alta barrera de entrada entre los sectores pobres. La idea que se restringirán derechos (programas de ayudas sociales) penetró con fuerza aquí. La novedad es que La Libertad Avanza sí comenzó a tomar espacio entre jóvenes pobres, restándoles votos que se descontaban como peronistas. Esto ocurre hasta un punto quedando un espacio en disputa.

 La idea de sumar a alguien joven en la fórmula, apunta a recuperar votos que serán decisivos. Algo parecido pasa con las personas de más de 60 años (jubilados o próximos a jubilar). Aquí se percibe con claridad la pérdida de los ingresos de esos sectores restando casi un espacio social completo al kirchnerismo, lo que se transforma en otra plaza vacante en disputa. La última ley de importancia del gobierno de Fernández precisamente fue la moratoria jubilatoria, que más allá de la retórica busca reconquistar a los sectores senior de la sociedad, pero las entrevistas indican que habrá una gran ola de abstención aquí.

La bala de plata de JxC para seducir a estos espacios es la seguridad, ya que suelen sufrir mayor número de hechos de inseguridad que otros, especialmente en los Conurbanos de las grandes ciudades.

Las piezas del ajedrez electoral está en movimiento en un tablero que tendrá fuertes sacudidas.

Por Carlos De Angelis