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Estela de Carlotto: “Cada nieto o nieta que encontramos es como mirar la verdad a los ojos”

La titular de Abuelas contó cómo vivió la aparición del hijo de Cristina Navajas y Julio Santucho. También habló sobre el peligro del negacionismo y lo que se pone en juego en las próximas elecciones.

Estela de Carlotto confirmó varias cosas durante la “hermosa” jornada que protagonizó el viernes, cuando encabezó la conferencia de prensa en la que las Abuelas de Plaza de Mayo informaron el hallazgo del nieto 133. Que “al cuerpo lo maneja el espíritu”, ya que la noticia la puso tan contenta que hasta pudo bailar “a pesar de los 92” años que tiene. También confirmó que “la verdad es mágica” y provocó, por ejemplo, que ese hombre de 47 que apenas dos días antes supo que su mamá es Cristina Navajas y está desaparecida, que lo parió en un centro clandestino en cautiverio y que a él lo apropiaron, “parecía conocer de toda la vida” a su hermano Miguel, a su papá Julio y al resto de los integrantes del clan Santucho que se acercaron hasta la Casa por la Identidad, en la ESMA, para abrazarlo en la buena nueva. Y, por último, que la lucha de ella, de Nélida Gómez de Navajas –la abuela del joven restituido, que falleció en 2012– y del resto de “las viejas”, es “el camino correcto”.

–¿Cómo recibieron las Abuelas la noticia de que habían encontrado al nieto de Nélida?

–Con una alegría enorme y a la vez una tristeza igual de grande de que ella no esté para abrazarlo. Una querida amiga, una gran compañera, con un carácter muy lindo, tan ilusionada siempre de obtener alguna respuesta sobre su nieto o nieta. Siempre acompañada de su hijo –Jorge Navajas, que la acompañó en la búsqueda y que el viernes pudo conocer a su sobrino–. Yo no pude leer el comunicado –en la conferencia– porque se me cortó la visión. Pero la visión interna, no la externa. Me emocioné tanto, fue tan potente el golpe de alegría que recibimos con este hallazgo.

–Contaron durante la conferencia que el flamante nieto se acercó por voluntad propia a Abuelas con dudas sobre su identidad. ¿Tenían en el organismo algún indicio de su caso?

–No, nada. Se presentó como lo hacen todos los que tienen alguna duda de si pueden llegar a ser los chicos y chicas que estamos buscando. Incluso muchos y muchas no coinciden con la edad ni las fechas, pero nosotros los recibimos igual, tomamos los datos y nuestros equipos se ponen manos a la obra. Él se acercó, contó su historia y nosotros no teníamos ningún otro indicio que nos hiciera sospechar de quién podría ser. Del caso solo sabíamos la historia de Cristina Navajas, de Julio Santucho, del secuestro de ella y de su paso por diferentes centros clandestinos, como lo indican los testimonios. Un caso como tantos otros que tenemos en espera de encontrar a los nietos y nietas. El joven, que ya es un hombre, se acercó luego a la Conadi, dejó su muestra de sangre y después desde allí le dieron su resultado. Y el hecho de que fuera el nieto de Nélida, el hermano de uno de nuestros colaboradores, Miguel, que trabaja a diario con nosotras en nuestra casa; el hijo de Julio, un gran amigo, fue conmovedor. Y muy fuerte también que se tratara de los Santucho.

–Si bien la posibilidad de ser hijo de desaparecides estaba entre el abanico de posibilidades que esperaba, ¿cómo recibió la noticia de que su historia es la de los y las Santucho?

–El hallazgo de cada nieto y nieta es algo fantástico. Lleguen como lleguen, incluso con bronca u odio que puedan tener hacia nosotras en base a mentiras que pudieron haber oído de su crianza. Nos ha pasado. Pero en este caso no fue así, él estaba tan tranquilo, se mostró tan afectivo y paciente y amoroso. Le reconozco el mérito enorme de su actitud de compartir frente a su familia recién hallada como si los conociera de toda la vida. Porque, imaginate, es un momento impactante conocer a tu papá a los 47 años y no solo eso… Porque la palabra Santucho dice tanto en toda nuestra historia. Entonces, saber que en la historia de tu familia hay tanta persecución, y tanto sufrimiento, pero tanta lucha y fuerza y alegría, a la vez, es fuerte. Y ahí estuvo él a los abrazos, prestando su oído y su sonrisa a cada noticia. Se comportó como si los conociera de toda la vida, Miguel no paraba de abrazarlo. No se despegaron en toda la tarde, y se quedaron todos, nos quedamos todos, en nuestra casa, charlando. Nosotras que no parábamos de mirarlo, sentíamos que teníamos que dejarlo un poco tranquilo, pero la verdad es que la felicidad de tenerlo, y de saberlo tan amoroso y abierto, no nos cabía en el cuerpo.

— ¿Qué significa este hallazgo en tiempos de circulación cada vez más fluida de discursos negacionistas o relativistas del terrorismo de Estado?

–Todo. Cada nieto o nieta que encontramos es como mirar la verdad a los ojos, confirmar cada paso que dimos, sabernos en el camino correcto. Los negacionistas inventan y quieren convencer al resto de la población de que nosotras mentimos, que estuvo bien matar a tanta gente porque eran terroristas, cosa que no eran, eran militantes. Niegan la cifra de los 30 mil. Tienen el objetivo de desmerecer nuestra tarea para que la gente no nos ayude a encontrar a los nietos y nietas que nos faltan, de que si tienen algún dato no se arriesguen a compartírnoslo, que si tienen dudas las dejen a un lado porque acercarse a nosotras es plegarse a un partido político. Hay mucha maldad en cierto sector de la sociedad, de la dirigencia, que contagia por ahí a quienes sin saber creen. Pero nosotras sabemos que nuestra lucha es en paz, no respondemos a ese odio, siempre convocamos desde el amor a la unidad de los argentinos para llevar adelante nuestro país. Que todos los argentinos vivan en la verdad. Los nietos que aún buscamos no pueden ejercer todavía ese derecho.

–Éste es el tercer hallazgo que sucede en cuatro años de ausencia de identificaciones de bebés apropiados durante la última dictadura. Y llega a 47 años del golpe militar, a semanas de una elección primaria presidencial, a meses de que la democracia cumpla 40 años. ¿Cómo se ubica esta pieza?

–Que encontremos a un nieto o nieta que quisieron arrebatarnos, que un argentino o argentina recupere la verdad que le negaron casi 50 años, siempre es importante. Es de lo más importante que tiene nuestra democracia. Nuestra lucha, desde el amor, debe seguir hasta que encontremos al último. Sin importar quien gobierne. Los nietos y nietas que encontramos todos estos años nos acompañan a la par en este camino. Ellos seguirán buscando a sus hermanos, como les llaman, esperando que la sociedad los acompañe, que no haga caso a las mentiras que dicen desde algunos sectores. Yo siempre digo que cualquier persona de bien sabe que de haberle sucedido lo que a nosotras, hubiera salido a buscar, como lo hicimos. Estamos en este camino siempre para hacer amigos, no enemigos, aunque en algunos puntos no pensemos igual, estamos para respetarnos y trabajar juntos.

–¿Considera que algunas fórmulas presidenciales garantizan más que otras las políticas de memoria, verdad y justicia?

–Por supuesto. No hubo un solo referente opositor que saludara la restitución del nieto 133. Y ya sabemos que hay gente que ningún ser humano de bien desea que gane. Sin embargo, nosotras lo que queremos es que quienes ganen gobierne para todos, sin exclusión de ideología, ni de clase. En lo personal creo que la fórmula de (Sergio) Massa y (Agustín) Rossi son una garantía de todo esto.

–Más allá de esto, ¿cree necesaria que exista una ley contra el negacionismo?

–Absolutamente. La negación de los crímenes de la dictadura genocida es infame. Tendría que haber una ley que castigue, sobre todo, a quienes disertan públicamente, a quienes están a cargo de la educación, y son negacionistas. 

Por Ailín Bullentini-Página/12