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El cardenal Mario Poli pedalea lento hacia la salida

El purpurado porteño renunció y quiere irse, pero el papa demora su jubilación. Motivaciones políticas y plazos corridos ah doc. Ternas y poroteo reservado.

En la semana del renunciamiento de Mauricio Macri a ser candidato por la oposición en las próximas elecciones, de la bilateral del presidente Alberto Fernández con su par estadounidense Joe Biden para buscar ayuda en la negociación con el Fondo Monetario Internacional y de la internación de Jorge Bergoglio por una bronquitis de base infecciosa; en ambientes eclesiásticos crece la versión de que el cardenal Mario Poli ya tendría fecha para dejar de ser el arzobispo de Buenos Aires y que no sería tan pronto como él quisiera.

El purpurado porteño renunció en el 29 de noviembre de 2022 al cumplir los 75 años como marca la norma canónica para dejar el gobierno pastoral de una jurisdicción eclesiástica y el límite de edad ratificado en la reforma de la estructura de la Curia romana instrumentada por el pontífice argentino.

Mientras espera la confirmación oficial, Poli les confiesa a sus colaboradores más cercanos que se quiere ir; y también lo demuestra con gestos que sorprenden a propios y extraños: vacaciones sin avisarle a los obispos auxiliares y al clero, reclusión en silencio y oración en un monasterio que frecuentaba cuando era obispo de Santa Rosa y paseos en bicicleta en solitario por las calles de la capital pampeana.

El papa Francisco, en tanto, dilata su jubilación por razones de índole religioso-pastoral y también políticas, según pudo confirmar Letra P con sacerdotes argentinos que trabajan hace años en despachos vaticanos. “El nombre ya está y el anuncio será antes de mediados de año”, dijeron las fuentes sin más precisiones. No obstante, dieron a entender cuáles podrían ser las motivaciones por las que se retrasa el anuncio de quién será el segundo sucesor de Bergoglio en Buenos Aires, después de aquel viaje a Roma para quedarse como papa.

El primer punto es exclusivamente eclesiástico. Bergoglio, quien este sábado fue dado de alta del Policlínico Gemelli de Roma donde estaba internado desde el miércoles, no quería –puntualizaron los curas consultados– que la celebración de la Semana Santa en Buenos Aires tuviera “dos arzobispos”, uno electo y otro renunciado; situaciones que suelen complicar los protocolos y organizaciones litúrgicas.

El presidente Alberto Fernández y el cardenal Mario Poli en el tedeum 2022

El presidente Alberto Fernández y el cardenal Mario Poli en el tedeum 2022

Las otros dos motivos son de índole política. El papa tampoco deseaba –transcendió– que el anuncio de su sucesor provocara confusiones y malentendidos en un año electoral, por lo que habría corrido ad hoc los plazos para que sea Poli, y no otro, quien presida el tedeum del 25 de Mayo ante Alberto Fernández, el último encuentro entre ambos antes de concluir sus mandatos y a pocos meses de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Bergoglio también quiso que el arzobispo, en su calidad de presidente de la Comisión Episcopal de Educación, complete el proceso hasta la entrega a los precandidatos presidenciales de las propuestas surgidas del proyecto Pacto Educativo Argentino, una suerte de reforma educativa con impronta eclesiástica que comenzó a gestarse en octubre pasado y se extenderá hasta mayo de este año.

Ternas arzobispales sin coincidencias

Otra variable importante en las demoras en la selección y búsqueda del nuevo arzobispo de Buenos Aires es que -confiaron a Letra P fuentes eclesiásticas- no habría coincidencias entre la terna de postulantes surgida en Roma y la que se punteó en Buenos Aires; aunque sin transcender quiénes forman parte de una y otra lista de candidatos a la arquidiócesis primada.

La terna de cabotaje fue confeccionada por la sede diplomática después de efectuar consultas entre los obispos auxiliares Joaquín SucunzaEnrique Eguía Seguí, virtual jefe de Gabinete arzobispal; Alejandro Giorgi, el jesuita Ernesto GiobandoJuan Carlos AresJosé María Baliña y el obispo Gustavo Carrara, referente de los obispos villeros bergoglianos; y los sacerdotes diocesanos y religiosos que conforman el clero porteño.

En tanto, la terna vaticana es responsabilidad del Dicasterio (ministerio) para los Obispos o “fábrica de obispos” de la Santa Sede, de donde suelen surgir nombres de “tapados” o de postulantes a la mitra arzobispal sugeridos por el papa de turno, como ocurrió con Poli a los pocos días de que Bergoglio se instalara en la Cátedra de Pedro; o también por la necesidad de dar un cambio de timón al gobierno pastoral de alguna jurisdicción eclesiástica.

En este poroteo arzobispal que desde noviembre se hace en ambientes eclesiásticos siguen apareciendo los mismos candidatos. Entre los “probables” hay tres nombres y en orden: el arzobispo Carlos Azpiroz Costa, de Bahía Blanca; el obispo Eduardo García, de San Justo; y el arzobispo Jorge Lozano, de San Juan y actual secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).

A este tridente, se suma el “siempre candidato” Tucho Fernández, arzobispo de La Plata y uno de los teólogos preferidos de Francisco, y un tercer grupo de “poco probables, pero a los que no hay que descartar” que son Carrara y el prelado Jorge García Cuerva, actual diocesano en las tierras kirchneristas de Santa Cruz.

La decisión final, sin embargo, es exclusiva responsabilidad del papa.

La mochila de las desprolijidades financieras

En el tramo final de su carrera arzobispal, Poli –boy scout, historiador y licenciado en Trabajo Social- fue sacudido por algunos escándalos que lo salpicaron. Uno fue el cimbronazo mediático y eclesiástico –con curas a uno y otro lado de la grieta- que provocó la auditoría vaticana que detectó inconsistencias en la administración y venta de inmuebles de la curia porteña.

El otro episodio que tiene a Poli como uno de los actores principales es la interna desatada entre los accionistas eclesiásticos del Luna Park, propiedad en partes iguales de Cáritas Buenos Aires y de la Congregación Salesiana, tras investigaciones unilaterales y sospechas de corrupción e irregularidades financieras por parte de personas vinculadas a la curia porteña que cumplen funciones en el mítico estadio del Bajo porteño.

Por Guillermo Villarreal-Letra P