Travis Alexander tenía 31 años cuando sus amigos lo encontraron muerto en su casa en Arizona. Las primeras sospechas apuntaron contra su expareja, a quien la señalaban por haberlo “acosado” luego de que saliera con otras mujeres. El caso conmocionó a la sociedad estadounidense y el juicio se convirtió en uno de los más mediáticos del país.
El 9 de junio de 2008, los amigos de Travis Alexander se preocuparon ante la falta de respuesta a sus constantes llamadas. Tenía 31 años, se dedicaba a dar conferencias y era una persona muy sociable, por lo que era extraño que, de la noche a la mañana, desapareciera de la faz de la tierra. Por esta razón, los chicos decidieron ingresar a su casa para saber si le había pasado algo.
Si bien al principio todo parecía normal, notaron que un ligero olor impregnaba la entrada de la vivienda. Pocos segundos después, el perro de Travis los recibió y luego subió rápidamente al primer piso, como si quisiera enseñarles algo. Lo siguieron y ahí se encontraron con el horror: en el pasillo, había una mancha de sangre que conducía en dirección al baño, donde se escuchaba el correr del agua de la ducha; al ingresar, hallaron el cuerpo de su amigo en posición fetal con 27 puñaladas, un corte en la garganta y un tiro en la cabeza.
Los investigadores indicaron que, debido a las condiciones en las que se presentaba el cadáver, se trataba de un homicidio. A su vez, durante el allanamiento, encontraron una primera pista: dentro del lavarropas, había una cámara digital cuyas últimas fotos databan del 4 de junio, en donde se veía a Travis y a su exnovia, Jodi Arias, en poses sexuales. Este primer acercamiento a la reconstrucción de los hechos, llevó a apuntar a la joven como la presunta asesina de su pareja, quien se vio envuelta en una investigación que conmocionó a todo Estados Unidos.
Una infancia complicada y una relación a distancia
Travis Alexander nació el 28 de julio de 1977 en la ciudad de Riverside, en California, Estados Unidos. En sus primeros años, tuvo que atravesar una infancia con muchas complicaciones, ya que sus padres se habían divorciado cuando era muy chico y, además, tenían problemas con las adicciones. Por esta razón, vivió con sus abuelos paternos, que eran mormones y le inculcaron sus creencias desde muy joven.
Ya siendo un joven adulto, se propuso ser alguien exitoso y destacado, como lo describió en un blog que mantenía activo en Internet. De esta manera, gracias a uno de sus amigos, entró a trabajar como orador en Pre-Paid Legal Services (PPL), una empresa que se dedicaba a prestar servicios legales a personas de bajos recursos. De esta manera, viajaba dando conferencias de desarrollo personal y seminarios motivacionales.
En uno de esos viajes, en septiembre de 2006, conoció a Jodi Arias en Las Vegas. Se trataba de una joven que estaba atravesando dificultades económicas y estaba en busca de un trabajo, motivo que la llevó a asistir al evento. Poco a poco, ese encuentro los llevó a empezar a salir y a mantener un vínculo a distancia, ya que ella vivía en California y él en Arizona. Sin embargo, los términos de esa relación siempre fueron un poco confusos.
Luego de unos meses, la pareja se separó en el verano de 2007 y Alexander comenzó a salir de manera casual con otras mujeres. A pesar de ello, él y Arias seguían en contacto y, cada tanto, se reunían para ponerse al día como amigos. O al menos eso creía Travis.
A mediados del año siguiente, el joven tenía que viajar a Cancún por cuestiones de trabajo y había invitado a Jodi para que lo acompañara, pero, repentinamente, él decidió de cambiar de compañera, una chica con la cual salía y quería establecer una relación estable. Aparentemente, este hecho sería crucial para Arias, ya que su enojo la llevaría a comenzar a planificar un crimen macabro.
En paralelo, se produjo un robo en la casa de los abuelos de Jodi Arias. El 28 de mayo, desapareció una pistola automática de calibre 25 mm, el mismo que se utilizó -posteriormente- en el asesinato de Travis Alexander.
Una foto reveladora y una condena
Tres días antes del crimen, Jodi y Travis hablaron varias veces por teléfono y, pasadas las 5 de la madrugada del 2 de junio, ella cortó y salió de su casa en California para alquilar un auto y manejar hasta Arizona.
De acuerdo a la reconstrucción de los hechos, la mujer llegó a la casa de Alexander el día 4 de junio. Durante esa visita, habrían tenido un encuentro que luego derivó en la toma de fotografías de contenido sexual explícito donde ambos participaron. En este sentido, se cree que Arias habría obligado a Travis a ingresar a la ducha en posición fetal para capturar más imágenes. La última foto de él con vida data de las 17:29 de esta tarde, en el mismo lugar en donde lo encontraron muerto.
Luego de que los amigos de la víctima hallaran su cuerpo, la primera sospecha apuntó contra su exnovia. No solo por las pruebas que se descubrieron en la escena del crimen, ya que encontraron su ADN en varios lugares, sino porque los allegados a Travis declararon ante la Policía que “ella lo acosaba constantemente” cada vez que “se enteraba de las otras mujeres”.
De esta manera, un mes después del trágico hallazgo, el Tribunal del condado de Maricopa (Arizona) acusó formalmente a Jodi Arias de homicidio en primer grado y se ordenó su detención. Así fue cómo, seis días más tarde, fue detenida en su casa en California y trasladada al estado en donde ocurrió el hecho, para ser juzgada.
El inicio del juicio se extendió hasta el 10 de diciembre de 2012, es decir, cuatro años después del homicidio. En los primeros días, el fiscal a cargo del caso, Juan Martínez, solicitó la pena de muerte para Arias y argumentó que había planeado el asesinato en un “ataque de celos” después de “ser rechazada por la víctima, mientras él perseguía a otras mujeres”, según indicó el medio Los Ángeles Times.
En cuanto a la versión de Arias, dio varias declaraciones que resultaron confusas e incoherentes entre sí. En principio, negó su participación, pero luego solo admitió que le había disparado en “defensa propia” y que no recordaba haberlo apuñalado. Después, dijo que unos “intrusos enmascarados” habían entrado a la casa a robar y que ellos habían matado a Travis.
En este contexto, el caso tomó relevancia en los medios estadounidenses y las audiencias se transmitieron en vivo para miles y miles de personas. En los programas de televisión, se realizaba una cobertura diaria de las declaraciones y se invitaba a diferentes expertos en el tema para ahondar en la culpabilidad (o no) de Jodi Arias. Incluso, la mujer supo aprovecharse de esta atención mediática para vender obras de arte que había realizado en la cárcel.
Finalmente, el 8 de mayo de 2013, luego de dos días de deliberación, los jurados llegaron a un veredicto: Jodi Arias fue declarada culpable de homicidio en primer grado, aunque en ese momento no se resolvió la pena. Recién dos años después, en el 2015, un juez de Arizona la sentenció a cadena perpetua sin posibilidad a libertad condicional.
Antes de que la condena se diera a conocer, la mujer pronunció unas palabras ante el tribunal: “Aún hoy no puedo creer que yo fui capaz de hacer una cosa tan terrible como esta. Estoy realmente disgustada y siento repulsión conmigo misma. Estoy horrorizada por lo que hice y desearía que hubiera alguna manera de deshacerlo”.
Actualmente, Jodi Arias se encuentra privada de su libertad en el Complejo de Prisión Estatal de Perryville, en Goodyear, Arizona.
Por Julieta Ortiz-TN