Luego de trabajar en una clínica tradicional, Leila Peluso López creó un consultorio flotante en lancha para atender a las mascotas de las islas del Tigre
En el corazón del Delta del Tigre, donde los laberintos de agua se entrelazan con la vida cotidiana de los isleños, una lancha corta la bruma de la mañana. A bordo, Leila Peluso López avanza con precisión hacia su próximo destino. Perros, gatos y animales de granja la esperan con curiosidad en los muelles o huyen al reconocer el sonido de su motor. Leila no es solo una veterinaria; desde 2018 es la primera y única veterinaria isleña.
El amor de Peluso López por los animales es tan natural como las corrientes que atraviesan el Delta. Nacida en una familia profundamente ligada al río y al mundo náutico, creció rodeada por la naturaleza. Sin embargo, fue su pasión por los animales, más que cualquier tradición familiar, la que orientó su camino. “Nadie en mi familia es veterinario ni médico, pero siempre me inculcaron el amor por los animales“, reflexiona.
Tras graduarse en la Universidad del Salvador en 2017, comenzó trabajando en una clínica veterinaria tradicional. Sin embargo, cada fin de semana, al acompañar a sus padres al Delta, poco a poco fue atendiendo a las mascotas de los isleños.
“Fue algo paulatino, no me lo propuse desde el principio, pero me di cuenta de que había mucha necesidad aquí, y me enamoré de trabajar en las islas”. Así, comenzó un proceso de transición, hasta que en 2018 decidió abandonar por completo la veterinaria urbana para dedicarse de lleno a los animales del Delta.
De los muelles a la independencia náutica
Los inicios no fueron fáciles. Sin una lancha propia, Peluso López dependía de las lanchas colectivo o de que sus padres pudieran llevarla con su embarcación familiar para llegar a sus pacientes. “Era divertido, pero también limitante. A veces solo podía ver uno o dos pacientes al día por los horarios de las lanchas. Había días que me quedaba horas sentada en el muelle, esperando que volviera la lancha”, recuerda con una sonrisa. Sin embargo, el amor por su trabajo la impulsó a seguir adelante. Con el tiempo, su número de pacientes creció y tomó una decisión: ahorrar para comprarse una lancha.
En 2019, dio el gran salto y adquirió su primer gomón semirrígido. Aunque el clima era un desafío constante, ese pequeño bote le dio la libertad de moverse con más agilidad, salvo, claro, los días de lluvia o sudestada.
Un año después, cambió su embarcación por una tracker cabinada de siete metros. “Con esa lancha pude armar una especie de mini consultorio flotante“, cuenta orgullosa. Ahora, su tracker es su fiel compañera, equipada con una camilla y una pequeña farmacia, permitiéndole ver hasta 12 pacientes al día. El paisaje acuático, que para muchos podría ser un obstáculo, se convirtió para la joven veterinaria en su ruta diaria de trabajo.
Pero, a medida que su práctica crecía, también lo hacía la necesidad de contar con un espacio más especializado. En 2022, Peluso López dio otro paso clave y abrió su propia veterinaria con quirófano sobre el Arroyo Boraso. “No tengo tanto tráfico como una clínica en la ciudad, pero es ideal para las cirugías que no puedo hacer en ningún otro lugar”, explica. Ahora, su vida transcurre entre la lancha y el quirófano, atendiendo a los animales que dependen de ella.
Con la ayuda de su propia lancha ahora puede visitar al menos 12 mascotas por día
Los desafíos de la salud en el Delta
El Delta del Tigre, con su belleza serena y su vida silvestre, también presenta desafíos particulares. “Aquí las patologías son diferentes”, explica. Los parásitos que atacan el riñón por la ingesta de agua de río o los transmitidos por mosquitos son parte de su realidad cotidiana. También se enfrenta a picaduras de víboras y arañas, o a las inevitables peleas entre perros y carpinchos. Y en verano, las infecciones de miásis, conocidas como “bicheras“, son una constante.
A pesar de las dificultades, Peluso López sigue formándose. “Nunca se deja de estudiar en esta profesión”, afirma. Además de su trabajo diario, realizó posgrados en cirugía y diagnóstico de laboratorio, siempre buscando estar al día con los avances en medicina veterinaria.
Más allá de los conocimientos profesionales y técnicos, lo que distingue a Peluso López es la relación cercana que construyó con los isleños. “Son un amor, y por ellos es que decidí quedarme acá”, comenta. Su labor va más allá de atender urgencias; también busca educar a los tutores sobre la importancia de la prevención.
“Con la situación económica actual, muchas familias postergan las consultas preventivas. Yo siempre insisto en que, al menos, mantengan al día las vacunas fundamentales, como la antirrábica, que es gratuita en muchos centros de zoonosis“, explica.
Aunque se especializa en perros y gatos, ahora también atiende desde gallinas hasta chanchos
A pesar de haber considerado abrir un hospital veterinario 24 horas, Peluso López decidió que lo más importante para ella es seguir ofreciendo una atención de calidad. “Con mucho esfuerzo logré todo lo que me propuse. Ahora quiero disfrutar de lo que hago y no perder la calidad de atención por crecer demasiado”, reflexiona.
Mientras navega entre los canales del Delta de Tigre, llevando bienestar a sus pacientes peludos, la veterinaria Leila Peluso López se convirtió en una figura fundamental para la comunidad isleña. Como una verdadera pionera, su historia es un claro ejemplo de cómo los sueños pueden abrir caminos, incluso donde otros solo ven agua.
Por Laura Andahazi Kasnya-IProfesional