Los cazadores de montaña del Ejército hicieron cumbre en el Aconcagua. Lo que para algunos es una actividad extrema, para estos efectivos es una misión más.
Días atrás, el Ministro de Defensa Luis Petri reconoció a los integrantes del Ejército Argentino que protagonizaron la “Operación Aconcagua 2024”, una actividad realizada por los hombres y mujeres de la Fuerza que, a lo largo de 13 días, sobrellevar el cansancio extremo y las duras condiciones del terreno y meteorológicas para cumplir con una misión: hacer cumbre en el cerro más alto del continente americano.
Cabe señalar que esta actividad es parte del adiestramiento que reciben las tropas de montaña, personal que está física y mentalmente preparado para cumplir con este tipo de misiones. De todas maneras, nunca es fácil: los 6.962 metros de altura sobre el nivel del mar que tiene el Aconcagua llevan a los hombres y mujeres a vivir condiciones realmente extremas.
Por esta razón, y a la hora de guiar al personal durante la expedición, el Ejército desplegó a los Cazadores de Montaña, tropa de operaciones especiales con un alto grado de adiestramiento en este ambiente geográfico. DEF pudo hablar con el mayor Hernán Ismael González, jefe de este elemento de la Fuerza que, desde la localidad mendocina de Puente del Inca, es parte fundamental de cada cumbre.
Tropas especiales para la montaña: ¿quiénes son los más aptos para hacer cumbre en el Aconcagua?
“La Compañía de Cazadores de Montaña 8 es una subunidad de tropas de operaciones especiales. Somos soldados que tenemos una capacitación específica que nos permite realizar operaciones militares en la alta montaña, en cualquier tipo de condiciones climáticas y en cualquier época del año con una determinada autonomía”, explicó el mayor Hernán Ismael González, jefe de la Compañía.
En definitiva, estos efectivos del Ejército Argentino están preparados para llevar adelante operaciones militares en la profundidad del dispositivo enemigo, de forma aislada e independiente, durante un período de tiempo.
Para poder enfrentar estas misiones, reciben un entrenamiento especial a lo largo del año. Por ejemplo, en el invierno capitalizan las condiciones climáticas adversas para fortalecer la preparación, en el verano aprovechan para adiestrarse en lugares de altura caracterizados por la inestabilidad meteorológica y la falta de oxígeno.
“Dentro de las actividades estivales somos los responsables de conducir las expediciones al Aconcagua dentro del marco militar. Por eso, en esta oportunidad yo fui el jefe de la Expedición y el suboficial mayor Pedro Rodríguez fue el guía de este año”, detalló.
Junto a González, el suboficial mayor Rodríguez, oriundo de Tartagal, provincia de Salta, contó a DEF que, una vez que ingresó al Ejército, le tocaron destinos calificados como “de montaña” por la Fuerza. Y, como si eso fuera poco, también es antártico.
A propósito, Rodríguez detalló que el personal que opera en la cordillera tiene un importante grado de adiestramiento, lo que lo convierte en ideal para ser desplegado en el Continente Blanco. “Sobre todo en la parte técnica que respecta al hielo”, reconoce.
El detalle de la “Operación Aconcagua 2024”
Desde Puente del Inca explicaron que ser Cazador de Montaña es la máxima capacitación que tiene el Ejército para los efectivos que se desempeñan en este ambiente geográfico.
Por esta razón, la Compañía al mando de González tuvo bajo su responsabilidad la “Operación Aconcagua 2024”. “Este año llevamos 58 hombres y mujeres para hacer cumbre. Nosotros estuvimos a cargo de la conducción porque somos el personal más capacitado para estas actividades casi extremas”, contó el oficial oriundo de la provincia de Buenos Aires.
Para encarar la Operación, el Ejército Argentino organizó dos agrupamientos de 24 efectivos cada uno. A ellos se sumó una patrulla de rescate integrada por 10 militares. “El primer agrupamiento hizo cumbre el día 19 de enero. De los 24, lograron hacerlo 22 hombres de la cordada. Y, de la Patrulla, llegaron 9”, contó González, al tiempo que explicó que, del segundo agrupamiento, también llegaron 22 efectivos.
En cambio, en esta segunda oportunidad, sólo 7 miembros de la patrulla de rescate lograron alcanzar la cumbre: sucede que la patrulla está integrada por personal de la Compañía de Cazadores de Montaña y ellos tuvieron que encarar dos cumbres con una diferencia de 72 horas. En palabras de González, no todos pueden alcanzar el objetivo debido a la afectación que tiene la altura en la salud del ser humano.
Exigencias logísticas y entrenamiento individual: ¿cómo son los preparativos para subir el Aconcagua?
La “Operación Aconcagua 2024” comenzó en diciembre de 2023 con todos los preparativos necesarios. Según el mayor González, una de las actividades fundamentales para este momento fue evaluar las condiciones meteorológicas previstas para el mes de enero ya que, de esa manera, pudieron establecer las ventanas temporales para atacar la cumbre.
A partir de ese momento, y durante los primeros días de diciembre, la Brigada de Montaña VIII del Ejército organizó una actividad hacia el cerro “El Plata”: quienes logran hacer cumbre en esta altura, están habilitados para participar de la actividad en el Aconcagua.
“Una vez que nos confirmaron que iban a venir 24 hombres y mujeres de la VIIIva Brigada y otros 24 de la Brigada de Montaña V, diseñamos el plan para atacar la cumbre”, comenta González.
Finalmente, las autoridades decidieron que entre el 6 y el 11 de enero debían efectuarse todos los movimientos logísticos, tanto por mula como por helicóptero, para que, desde el 11, el personal comenzara a subir.
“El primer día se marcha hacia Confluencia. El segundo se llega a Plaza de Mulas, a 4.300 metros sobre el nivel del mar, donde se permanece durante 3 días para aclimatarse”, dice González, al tiempo que agrega: “En Plaza de Mulas hay un día de descanso y, durante la segunda jornada, se traslada la carga para el ataque de la altura al campamento Plaza Canadá. Finalmente, el tercer día se descansa”.
Luego, el personal encara la marcha hacia Plaza Canadá, a 4.800 m.s.n.m. Allí hace noche y, durante la madrugada, parte con rumbo a Nido de Cóndores: “Desde ahí se ataca la cumbre. Nosotros tuvimos la suerte de tener dos días de espera y atacar al tercer día. Lo mismo pudimos hacer con el otro agrupamiento”.
“A veces el cansancio le gana a la emoción”
Al ser consultado sobre cómo es el último trecho, González respondió: “Hay que tener en cuenta que, desde que salen del campamento en altura (Nido de Cóndores) hasta la cumbre, las cordadas tardan entre 8 y 12 horas en llegar, dependiendo de las condiciones físicas”.
En ese sentido, recordó que el primer agrupamiento logró hacer cumbre en 11 horas, mientras que el segundo lo hizo en 12. “Es una mezcla de cansancio y emoción.
Además, porque las expediciones salen entre las 2 y 3 de la mañana hacia la cumbre. Y, si bien uno lo ve de cerca, porque la distancia no es mucha, se camina despacio y el personal está agotado. A veces el cansancio le gana a la emoción y, en otras, sucede al revés”, dice el oficial.
En palabras de González, quienes logran llegar a esa instancia son testigos de la frustración y del esfuerzo de sus compañeros, quienes pasan más de 20 días lejos de sus familias.
“Yo tengo 22 cumbres y para mí, cada una, es un hito. Todas son diferentes, tienen distinto sentido y gusto. Subir es algo que es parte de mí. Yo lo tomo como algo natural. Quizá ya me acostumbré”, confiesa Rodríguez.
Al pie del Aconcagua: ¿cómo es la vida en Puente del Inca?
La Compañía de Cazadores de Montaña 8 se encuentra en la localidad de Puente del Inca, a 2.800 metros sobre el nivel del mar y a casi 200 kilómetros de la ciudad de Mendoza.
Allí, el personal militar no vive solo, se trasladan con ellos sus parejas e hijos: “En la Compañía, hay 25 familias. Normalmente, son familias jóvenes, con hijos pequeños, ya que solamente contamos con un colegio primario, del tipo rural. Además, tampoco tenemos Internet y dependemos de la señal 4G del corredor andino para comunicarnos”.
Muchas familias de los militares destinados en la Compañía, sobre todo aquellas con hijos más grandes, optan por alquilar en Uspallata, el centro urbano más cercano que queda a tan solo 70 kilómetros. Además, y con el objetivo de comprar víveres, el personal se traslada a la ciudad una vez por mes.
“Más allá del régimen militar, somos una gran familia. Entonces nos brindamos asistencia y acompañamiento”, cuenta González. En ese sentido, comenta que la Compañía cuenta con ambulancias que pueden realizar las evacuaciones sanitarias necesarias, en caso de que algún miembro de la familia militar lo requiera.
“Es muy duro vivir acá arriba. En invierno, por ejemplo, podemos quedar aislados entre 15 o 20 días, dependiendo de las condiciones climáticas. Por eso le damos mucha importancia a la meteorología y hacemos un seguimiento para poder prever estas situaciones”, agrega.
Cabe señalar que la altura y la hostilidad del lugar hacen de Puente del Inca un punto ideal para el adiestramiento del personal militar. Aún así, subraya González, las familias son las que más sienten la hostilidad de este paraje de la cordillera. “Las tropas de montaña tenemos un espíritu muy particular por eso nuestro lema es ’La montaña nos une’”, concluye.
Además, a la hora de pensar en la responsabilidad de vestir el uniforme del Ejército en este tipo de actividades, el mayor González es contundente: “Son dos sentimientos: la responsabilidad y el orgullo”.
Patricia Fernández Mainardi-deofline