Además del “Carnicero de Giles”, hay otros condenados por crímenes que escaparon de prisión y su paradero hoy es un misterio.
Luis Fernando Iribarren, el ”Carnicero de Giles”, no es el único asesino que logró escapar de la cárcel y hoy anda suelto. Además de la extensa lista de crímenes impunes, de asesinos que la Justicia no encuentra y que a veces ni siquiera logra identificar, están los que fueron condenados, estuvieron tras las rejas y se fugaron para no volver.
El antecedente más reciente es el de Amanda Alves Ferreira, condenada a perpetua por matar a la madre de sus hijos en febrero de 2022. Cuando ejecutó de nueve disparos a Eduarda Santos de Almeida (26)a metros del mirador del Lago Escondido, en Bariloche, su identidad era Fernando Alves Ferreira. Confesó el crimen, fue a prisión y durante el juicio, en junio del año pasado, se autopercibió mujer para evitar una condena por femicidio.
La Justicia hizo lugar al pedido de que fuera nombrada como Amanda en los oficios que se emitieran al Servicio Penitenciario, pero rechazó la matriz del planteo y la acusada recibió una condena a la pena máxima por parte de un jurado popular.
Alves Ferreira estuvo poco más de un año en el Penal III, hasta que el 7 de agosto se escapó por los techos. La fuga fue cinematográfica: cuando el puesto de seguridad advirtió la situación y dio la voz de alto, la condenada desenfundó un arma y disparó para evitar que los guardias pudieran capturarla.
Una vez afuera, se subió a un auto azul y su paradero es un misterio hasta hoy. El Servicio Penitenciario y la Policía de Río Negro encabezaron diferentes operativos para encontrarla: ninguno dio resultado.
“Se aplicaron controles en las rutas y en distintos puntos de acceso a la ciudad, se dio el alerta a Migraciones y controles fronterizos, pero todavía no hay novedades”, confiaron a TN desde el Ministerio Público Fiscal rionegrino. En paralelo, se abrió una investigación para averiguar por qué Alves Ferreira circulaba por el patio de la prisión en un horario no permitido (la fuga ocurrió cerca de las 21.30) y, encima, llevaba un arma.
Mató a una adolescente embarazada y se fugó el mismo día que lo condenaron
Milagros Tornari tenía 17 años y estaba embarazada. El 2 de agosto de 2020 caminaba junto a su novio por el barrio Pampa, un complejo habitacional al suroeste de Mar del Plata. Vivían allí.
Era de madrugada y en el barrio se vivía una situación de máxima tensión. Según denunciaron algunos vecinos, un grupo de personas intentaba entrar por la fuerza a uno de los edificios. Buscaban a un hombre que vivía en uno de los departamentos.
Cuando llegó la Policía, le tiraron piedras, aunque los agentes lograron dispersar a los violentos. Una hora después, el grupo que había provocado el conflicto regresó. Ya no solo hubo palos y piedras: estaban armados.
De acuerdo con la investigación, Mariano Leonel Balasteguín (30) salió a los tiros de uno de los edificios. Uno de los disparos mató a Milagros, que nada tenía que ver con la trifulca. La adolescente se desplomó con una herida de bala en el pecho y murió a los pocos minutos.
El acusado pasó 26 días preso en la alcaidía 44 de Batán. No tenía antecedentes penales y la Justicia de Garantías determinó que no existía riesgo de fuga o de entorpecimiento de la investigación. Lo liberaron y así llegó a juicio.
Balasteguín incluso fue a todas las audiencias del debate, salvo la última, la de la condena: el 24 de abril de 2023, los jueces del Tribunal Oral N° 1, le dieron 16 años de cárcel por matar a Milagros. El acusado intuyó que iba a pasar varios años tras las rejas. No se presentó y ese mismo día desapareció. Desde entonces, no se sabe nada de él. El Ministerio de Seguridad bonaerense ofrece una recompensa de 5 millones de pesos por su paradero.
Un sicario narco cumplía prisión perpetua, lo beneficiaron con salidas transitorias y se fugó
El 21 de septiembre de 2006, Lino Ademar Moreno (43) asesinó de siete puñaladas a Liliana Ledesma (37), una pequeña productora rural de Salvador Mazza, Salta, que se resistía al dominio territorial narco en la zona caliente del tráfico de cocaína entre Bolivia y el norte argentino.
Moreno, condenado a perpetua en 2010, mató por encargo: la Justicia determinó que había sido contratado porDelfín (55) y Raúl “Hula” Castedo (41)-fueron sentenciados a la pena máxima el año pasado- tras una denuncia de Ledesma a los hermanos.
En 2021, tras 15 años de encierro, el acusado comenzó a pedir salidas transitorias bajo el argumento de que tenía “conducta 10″ y “concepto ejemplar 9″ en los informes penitenciarios. La fiscalía y la querella se opusieron, pero el Tribunal de Juicio de Orán hizo caso omiso y accedió al pedido de la defensa, sin reparar en que Moreno ya tenía dos antecedentes (en 2001 y en 2006, días antes de asesinar a Ledesma) por escaparse de la ley. Tampoco prestó atención a las amenazas de muerte por parte del condenado a Jesús, hermano de la víctima, y a un testigo clave en el juicio.
El condenado recibió la autorización para abandonar la Unidad N° 3 de Orán un domingo al mes, a su elección. El 18 de junio del año pasado, un tío al que solía visitar durante las salidas se presentó en la prisión: avisó que Moreno no había ido a su casa y que no sabía nada de él. Desde entonces está prófugo.
Por Mariano López Blasco-TN