Baires Para Todos

La realidad según Milei

Suponiendo por un momento que no se trate de una cuestión estrictamente psicológica, estaríamos ante una persona que construyó una realidad propia producto de sus análisis y experiencias de vida.

La realidad que Javier Milei expuso con claridad en Davos, es ésta: 1) combatir a los monopolios lleva al socialismo; y 2) el  socialismo no sólo no desapareció hace más de tres décadas, sino que cooptó a la mayoría de los países occidentales.

Real irreal. En esa realidad paralela, los economistas neoclásicos son una suerte de “idiotas útiles” del comunismo, el papa Francisco “es el representante del Maligno en la Tierra que impulsa el comunismo”, los “Estados son una invención del Maligno” y la democracia cristiana o la socialdemocracia son igual que el nazismo y, todos ellos, variantes de ese comunismo en el poder o presto para tomarlo.

El esoterismo que sobrevuela su realidad económica, tiene su correlato natural en su realidad más íntima, esa que sólo confiesa a sus más cercanos y nunca negó en público.

En Davos, el Presidente mostró una realidad que el mundo desconocía. Con datos ciertos, …

Es la creencia de que su perro Conan no murió y, junto a sus herederos clonados, le transmiten consejos que él se jacta de aplicar con éxito. En esta realidad intimísima, fue Dios quien le encomendó la difícil misión de llegar a la Presidencia de la Argentina y desde aquí frenar el avance del Maligno quien es, según cree, la fuerza detrás del comunismo.

Con modestia, Milei siempre aclara que, en ese enfrentamiento con el Mal, él no ocupa el rol de Moisés, el gran profeta de Dios (explica que ese rol le fue asignado a su hermana Karina), pero sí como su principal divulgador, Aaron.

Es cierto que hay personas que sospechan que esa realidad no existe, que entienden que la Guerra Fría ya terminó con el triunfo del capitalismo y que el marxismo no cooptó a los líderes occidentales. Y que piensan que no, que el Papa tampoco brega por implantar el socialismo. Es gente que, además, duda de la capacidad canina para interpretar adecuadamente los ciclos económicos y políticos.

Como me incluyo en este grupo, tiendo a suponer que la mayoría piensa igual y que ese es el pensamiento correcto. Que es lo mismo que deben creer quienes consideran acertadas las revelaciones de Milei y que quizá ya sean mayoría. De hecho, fue votado por un 56% que aceptó que sus pensamientos y actitudes son perfectamente razonables. O que, si no lo son, serán tan irrazonables como la Argentina misma.

Inédito. Es la primera vez que un presidente anarcocapitalista expuso en el Foro de Davos. Por la sencilla razón de que es la primera vez en la historia, que un seguidor de la pequeña escuela económica austríaca, llegó a gobernar un país.

… inciertos y errados. No hizo un discurso para seducir inversores sino para salvar al planeta del Maligno

El experimento argentino es seguido con atención por los medios especializados del mundo. No saben si se trata de una revolución ideológica que marcará un giro del consenso mayoritario, entre las corrientes económicas tradicionales o si concluirá como la experiencia libertaria de Grafton, el diminuto poblado de New Hampshire en donde los osos terminaron invadiendo el pueblo, aparecieron las primeras armas y crímenes y los libertarios se debieron mudar a un lugar más seguro.

En Davos, Milei reivindicó a sus próceres anarcos que sostienen que el mercado no tiene fallas y que la no intervención del Estado logró el crecimiento económico de la humanidad.

Lo explicó así: “Entre el año cero y el 1800, el PBI per cápita se mantuvo estable en torno al 0,02% anual. A partir del siglo XIX, con la Revolución Industrial, la tasa de crecimiento pasa al 0,66%. Entre 1900 y 1950 se acelera al 1,66 % anual. Entre 1950 y el año 2000 fue de 2,1% anual. Y entre 2000 y 2023 la tasa de crecimiento se volvió a acelerar al 3% anual.”

Según sus cifras, el PBI per cápita mundial que durante el siglo XIX se duplicaba cada 107 años, ahora se duplica cada 23. Como correlato de ese crecimiento, “de cerca del 95% de la población mundial que vivía en la pobreza más extrema en el 1800, se pasó al 5% en 2020.”

Hay tres cosas que son ciertas. Una es que la pobreza mundial bajó exponencialmente en el último siglo. Otra, que la pobreza extrema actual, según el Banco Mundial, es de casi el doble de la que informó el Presidente (setecientos millones de personas viven así). La tercera es que las primeras mediciones del PBI no comenzaron hasta la década del 40 del siglo pasado.

Datos. Es posible que Milei haya tomado, como si fuera una base informativa exacta, lo que en realidad es un análisis teórico denominado Proyecto Maddison. Se supone que también tomó esa base para reiterar que el país pasó del primer lugar mundial en el PBI per cápita al puesto 140°.  

Angus Maddison fue un economista que durante años encaró un esfuerzo teórico enorme por construir una estimación extremadamente tentativa sobre la evolución de los índices económicos a través del tiempo. La comunidad económica siempre valoró ese esfuerzo, pero a nadie se le ocurre reproducir como si fuera un dato exacto que, en el año 5, por ejemplo, el PBI per cápita de la humanidad creció al 0,02%.

Tampoco es correcto decir que el país haya ocupado alguna vez el primer lugar en crecimiento. De nuevo: para el 1900 todavía faltaban más de cuarenta años para que se conociera lo que sería el PBI. Y la serie Maddison tampoco corrobora ese dato: sí lo ubicaba en el puesto 13°. Y según la misma fuente, no pasó al 140° lugar en la actualidad sino al 30° (tomando la misma base de 45 países) o 64° (si se toma la base actualizada).

La otra realidad es que, como el PBI per cápita mide la relación entre la actividad económica del país (el PBI nacional) dividida por la cantidad de habitantes, su resultado no refleja por sí solo el bienestar general de la población ni la potencia de una nación. En 1900, en la Argentina había poco más de cuatro millones de personas en 3,7 millones de km2 de un país que ya era considerado “granero del mundo”.  

Hoy, la nación con mayor PBI per cápita del planeta (Banco Mundial) es Mónaco. La segunda es Liechtenstein. Pero nadie diría que alguno de los dos sean los países más poderosos económicamente. Ni siquiera son países, son principados.

El PBI nacional sí representa mejor la potencia económica de los países. Según la misma fuente, el más poderoso en ese sentido es Estados Unidos. El segundo es uno que, para Milei, sigue siendo comunista: China.

En ese ranking de crecimiento que mide el Banco Mundial, entre 190 países, la Argentina “fracasada” ocupa el puesto 22°.

Falla. Quienes dudamos de la realidad que ve Milei, intentamos –como en esta columna– cuestionar algunas de sus verdades.

O sus contradicciones. Como la de sostener que nunca la humanidad había crecido tanto como desde el siglo XX y, al mismo tiempo, decir que lo hizo con el Maligno socialismo instalado en Occidente.

O la contradicción de criticar las sanciones de los Estados contra los monopolios, sin decir que parte del crecimiento exponencial que él reivindica se consiguió con las principales corrientes del capitalismo (no la anarcacapitalista) fomentando leyes antimonopólicas. No porque creyeran, como él, que el mercado es infalible. Sino porque son conscientes de sus fallas.

La única verdad no es la realidad. La única verdad, creo, es que no hay una única verdad y que las personas construimos, a partir de lo que pensamos, realidades que consideramos verdades incuestionables.

Como cada uno, Milei construyó la suya y, en términos políticos, esa realidad fue avalada como verdadera por una mayoría que lo eligió para ser conducida por él.

Seguir haciendo de cuenta que todo esto es normal, también es aceptar que la realidad del Presidente ya es la realidad oficial de esta Argentina desconocida.

La misma realidad que ahora empieza a conocer el mundo entero.

Por Gustavo González-Perfil