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Vasectomía: todo sobre uno de los métodos anticonceptivos más eficaces

Aunque existe desde hace mucho y es una de las formas más eficaces, baratas y menos riesgosas de evitar embarazos, en nuestro país, apenas 80 hombres se la realizaron en 2017.

Las mujeres producimos un óvulo al mes y solo durante cierta cantidad de años de nuestra vida. Los hombres, en cambio, producen cerca de ¡250 millones! de espermatozoides al día, y durante casi toda su vida. Históricamente, sin embargo, las tareas anticonceptivas nos fueron asignadas a nosotras. Hemos sido las encargadas de hormonarnos con pastillas, de intervenirnos con dispositivos y de ligarnos las trompas. Aunque la vasectomía existe desde hace mucho y es una de las formas más eficaces, baratas y menos riesgosas de evitar embarazos, en nuestro país, apenas 80 hombres se la realizaron en 2017. ¿Cuáles son sus pros y contras y por qué es tan resistida?

Una gran mayoría de hombres asocia la vasectomía a imaginarios tan violentos como cortar testículos, capar o castrar. Pero la vasectomía no mutila ni deja marcas físicas. Por eso, para entender bien en qué consiste el procedimiento, debemos comprender el funcionamiento del sistema reproductor masculino. Lo primero a tener en cuenta es que el semen no es esperma: el líquido seminal bien puede generarse, circular y cumplir su ciclo ¡sin contener ni un espermatozoide! Y eso es exactamente a lo que apunta la vasectomía.

¿Cómo se hace?

Los espermatozoides se producen en unos pequeños tubos de los testículos llamados “túbulos seminíferos”. Esos espermatozoides circulan a través de unos conductos llamados “deferentes”. Esos conductos se unen con otros, los “espermáticos”. Estos últimos provienen de las vesículas seminales, productoras del mayor porcentaje de líquido seminal. La vasectomía consiste es desligar esa unión. Esto “bloquea” la salida del esperma del cuerpo, pero permite que el semen siga circulando exactamente de la misma forma en que lo hacía antes. En una eyaculación normal, los espermatozoides solamente suponen un 10% del volumen. Lo que se bloquea, entonces, es una proporción muy pequeña del semen.

Esta intervención, en general, no requiere internación y se hace con anestesia local. A través de un mínimo tajo en una o ambas bolsas del testículo, se exterioriza un segmento de ambos conductos deferentes, se cortan y la herida de la piel se sutura con puntos. La intervención dura aproximadamente 20 minutos y el paciente puede irse a su casa unas horas después. Las indicaciones para después de la cirugía son mantener 48 hs. de reposo, usar un slip bien ajustado durante 10 días, tomar ibuprofeno y aplicar frío en la zona. También se debe evitar tener relaciones sexuales durante diez días y luego, al retomar la actividad, hay que seguir usando un método anticonceptivo durante los primeros tres meses, porque el efecto de la vasectomía no es inmediato. Recién puede confiarse en ella luego de realizar un análisis de semen que compruebe que no queda esperma en él.

Sin rastros

Como el cuerpo sigue funcionando normalmente, cuando un hombre se somete a una vasectomía, ni se atrofian los testículos ni se deja de producir espermatozoides. Ahora que no pueden salir del cuerpo, los espermas atravesarán el proceso habitual que atraviesan casi todas las células que nos componen: morirán y serán absorbidos por el organismo. En realidad, eso es lo mismo que sucede con los espermas inutilizados de los hombres no vasectomizados. Por lo demás, y para desmitificar: los varones que se la practican tienen erecciones, deseo sexual y son capaces de eyacular como cualquier otro hombre. Y por otra parte, nunca está de más recordar que, de todas formas, un amante intervenido sí puede transmitir enfermedades; en este sentido, las enfermedades de transmisión sexual siguen necesitando algún tipo de barrera o método para evitar el posible contagio.

Ideal… ¿para quiénes?

Luego de una larga lucha legal, en 2016, en nuestro país se promulgó la Ley de Anticoncepción Quirúrgica Voluntaria, que permite a toda persona mayor de edad realizarse una vasectomía sin tener que rendirle cuentas a nadie ni explicarle nada al médico. Sin embargo, la mayoría de los especialistas intentan cerciorarse de que la decisión del paciente es prudente y firme. Existe un mínimo porcentaje de hombres (un 5% aproximadamente) que, después de hacérsela, se arrepiente. El arrepentimiento no siempre tiene que ver con desear ser padre, sino con factores aún más impredecibles y dolorosos, como la enfermedad o muerte de un hijo.

¿Game over?

Aunque si googleás seguramente leas que muchas vasectomías pueden “deshacerse” con éxito para que un hombre recupere su fertilidad si así lo desea, todos los especialistas coinciden en que este es un método que debe pensarse como definitivo. Si bien en ciertos casos se puede lograr una “marcha atrás” y volver a unir los conductos que se deslindaron durante la intervención, los riesgos de no lograrlo son reales y aumentan especialmente después de los cinco años de realizada la intervención, por factores difíciles de controlar, como el tipo de corte que el médico haya practicado entre conductos. La operación de regresión se llama vasovasostomía y no ofrece garantías suficientes como para considerar la vasectomía un método anticonceptivo temporal. Aun así, existe otra alternativa para acceder a los espermas sanos del hombre vasectomizado. Se trata de la punción de los testículos para la extracción de ellos y su uso en un tratamiento de fertilización. No es una solución muy sencilla y esto es lo que hace que la decisión de la vasectomía venga cargada de cierto drama que se puede evitar con información precisa.

El costo emocional

“No sé si pedírselo o esperar a que él me lo ofrezca”. “¿Y si ahora no quiero tener hijos pero después me arrepiento?”, “¿Y si a él le pasa lo mismo?”.

Miles son las dudas que se nos pueden cruzar -a hombres y mujeres- frente al tema. Porque hay algo simbólico que también se juega -el poder dar vida, el entregar el cuerpo- y que puede vivirse como “un capítulo que se cierra” (o sea, aceptar que con esa pareja no vas a poder tener hijos, o si quisieras sería más complejo) o como una ofrenda o un gesto amoroso para compartir la planificación familiar. Pero como sea, el hombre tiene derecho a decidir sobre su cuerpo por sí mismo, tal como nosotras deseamos decidir sobre el nuestro.

Por eso, que tu hombre se acerque y te plantee la posibilidad de ofrecer su cuerpo y su capacidad reproductiva solo para que vos no tengas que poner el tuyo también es muestra de una generación de varones más igualitarios y conscientes. .

Experto consultado: Dr. Andrés Vázquez. Urólogo y especialista en Andrología (MN: 109337). Dirige el Centro Andrológico de Argentina, info@centroandrologico.com.ar, , www.centroandrologico.com.ar.

Foto crédito: Magalí Saberian/producción de Natalia Señorales.