Baires Para Todos

Un huevo en cada canasta

El senador Martín Losteau usa el mano a mano con CFK para su posicionamiento nacional, defiende la caja porteña y se anota en la rosca por la interna radical bonaerense.

Martín Lousteau y Cristina Fernández de Kirchner no se hablan hace años. No intercambian mensajes y, aunque comparten el mismo recinto, tampoco se miran cuando protagonizan cruces ásperos en el Senado. Para la vicepresidenta se trata de una relación sin retorno que no quiere remedar, pero para el senador por la Unión Cívica Radical (UCR) es una oportunidad que exprime para posicionarse. Anotado en el lote de posibles sucesores de Horacio Rodríguez Larreta, el economista sube al ring nacional para no descartar opciones electorales.

Las chicanas, ironías y cuestionamientos por la interpretación del reglamento ya son un clásico de la Cámara alta. Fernández de Kirchner también discute seguido con el presidente del interbloque de Juntos por el Cambio, el formoseño Luis Naidenoff. Sin embargo, al estar ambos físicamente en el recinto y con el recuerdo de su paso por el gobierno de Cristina aún fresco en la memoria colectiva, el morbo político de las batallas Lousteau-CFK se agiganta.

Lousteau, vicepresidente primero del Senado, habla poco fuera del Congreso. Elige cómo y cuándo. En las últimas semanas aumentó su presencia mediática con un raid televisivo en el que combinó la defensa de la Ciudad, por el recorte de la coparticipación anunciado por Alberto Fernández, y el rechazo a la conducción de la vicepresidenta. “Nunca estuve tan preocupado por la Argentina como ahora. Y eso que atravesamos muchas crisis”, lanzó en las últimas horas para abonar su teoría de la apuesta a dos puntas.

En la historia reciente de la coalición opositora, Lousteau pasó de ser un outsider con verba opositora durante el gobierno de Mauricio Macri a un alfil de Juntos por el Cambio (JxC) que batalla con el Gobierno del Frente de Todos (FdT) bajo el paraguas de los “moderados”. En tanto, como señalan en su entorno, en el Senado se comporta como un “duro”. Un doble juego que le abre el campo tanto para apostar a gobernar la Ciudad en 2023 como para posicionarse como candidato presidencial. Un mar de pronósticos que, en plena pandemia por coronavirus, solamente se analiza en su mesa chica.

El trayecto a la Jefatura de Gobierno podría ser más directo, porque cuenta con pleno aval de la UCR porteña. Salvo el sector que lideran Jesús Rodríguez y Facundo Suárez Lastra, el oficialismo de Emiliano Yacobitti y el grupo de Daniel Angelici cerraron filas para atar su futuro al del senador. La candidatura porteña presentará escollos con Elisa Carrió y el PRO que, pese a la amalgama con la UCR, preferiría mantener amarilla la Ciudad. La variante de consenso podría ser internas, un escenario que Rodríguez Larreta alienta con creces. Mientras, el jefe de Gobierno saca a la cancha a María Eugenia Vidal y Felipe Miguel para engrosar el lote de sucesores.

La relación entre Lousteau y Rodríguez Larreta pasó de rivales sin concesiones a socios íntimos. Tratan de verse una vez por semana, mantienen diálogo constante y el senador le adelanta cuando hablará públicamente de la Ciudad. Lo hizo la semana pasada, minutos antes de una entrevista en la que repudió la quita del 1,18% de la coparticipación porteña decretada por Fernández, a quien había visitado diez días antes en Olivos.

También, está sobre la mesa la posibilidad de competir en los comicios presidenciales bajo el sello del radicalismo y dentro del paraguas de JxC. El tiempo ordenará esa chance, porque la UCR aún no está en condiciones de bosquejar ese panorama, teniendo en cuenta que esas definiciones llevan meses y se toman en el marco de la Convención Nacional. Una resolución en la que entra el juego el poder territorial de los gobernadores e intendentes radicales para ungir un candidato, un camino sinuoso y de muchos pasos. A contramano de ese intrincado proceso, a Lousteau le resultaría un trámite sencillo ser seleccionado como candidato en la Ciudad de Buenos Aires.

Su presencia en territorio bonaerense, en el contexto de las elecciones internas de la UCR, es otro escalón para gravitar en la platea nacional del radicalismo. Al igual que en la Ciudad, juega bajo el sector de Enrique Nosiglia, que en la geografía bonaerense forjó una alianza con el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, para destronar al oficialismo de Daniel Salvador. La pelea es por la UCR bonaerense, pero el ring es nacional: Lousteau juega en la línea Nosiglia para rivalizar con Ernesto Sanz, que promueve a Maximiliano Abad. El debate “por el futuro del radicalismo” enmascara la batalla ulterior por las candidaturas de 2021 y 2023.

Por Gonzalo Palese-Letra P