El ex presidente lanzó la campaña demócrata para reconquistar el Congreso en noviembre y por primera vez condenó abiertamente a Trump.
Tras casi dos años de mantener un perfil bajo y prácticamente no mencionar a su sucesor Donald J. Trump, Barack Obama desempolvó el arsenal y dio inicio a la campaña general rumbo a las elecciones de noviembre, donde el Partido Demócrata tiene la esperanza de recuperar control de la Asamblea de Representantes y exigir cuentas a la actual administración.
Por primera vez desde que Trump asumió el cargo, Obama condenó abiertamente al actual presidente.
“Estoy aquí hoy porque este es uno de esos momentos clave en el que todos los ciudadanos de Estados Unidos necesitamos determinar quiénes somos, qué es lo que defendemos”, dijo. “Como ciudadano, no como expresidente, estoy aquí para entregar un mensaje simple, que es: necesitan votar, porque nuestra democracia depende de ello”.
El exmandatario atribuyó el actual panorama político a un resentimiento que ciertos sectores del lado conservador han creado desde hace tiempo.
“No inició con Donald Trump”, dijo. “Él es un síntoma, no la causa. Sólo está capitalizando en los resentimientos que los políticos han alimentado durante años”.
Abiertamente acusó a los republicanos de hipocresía, de abandonar los ideales del propio partido al que representan y de proteger al presidente desde el Congreso.
“Nada de esto [que hacen los republicanos] es conservador. No quiero pretender que estoy canalizando a Lincoln, pero esto no es lo que él tenía en mente, no lo creo, cuando formó el Partido Republicano”, dijo el exmandatario. “Esto no es normal, es radical. Es una visión que dice que proteger nuestro poder es todo lo que importa”, sentenció Obama.
“¿Qué le ha pasado al partido republicano?”, cuestionó. “Su principio central en política exterior era la lucha contra el comunismo, ¡y ahora están acurrucándose con el ex líder de la KGB!”.
Respecto a la controversial columna anónima escrita por un alto funcionario de la Casa Blanca, y que publicó el New York Times, Obama dijo que no debería tranquilizar a nadie, en especial la idea de que el presidente necesite “adultos en la habitación” que lo controlen.
“Ese no es un chequeo. Así no es cómo debería funcionar nuestra democracia. Esta gente [los altos funcionarios] no fueron elegidos”, condenó. “No están haciendo un servicio al activamente promover 90% de las locuras que salen de esta Casa Blanca, y diciendo ?No se preocupen, estamos previniendo el otro 10%'”.
Se trató de un discurso inédito para alguien como el expresidente, quien conquistó la Casa Blanca apenas cuatros años después de llegar al Senado. El exmandatario era conocido como “Obama no drama” justo por el estilo frío y desapasionado con el que lidiaba con sus rivales políticos. Hoy salió un Obama
“Aún si no estás de acuerdo conmigo o con las políticas demócratas, aún estás de acuerdo con una visión económica más libertaria, aún si eres evangélico y las posiciones en temas sociales [de los demócratas] te parecen muy distantes, estoy aquí para decirte que de todas formas deberías estar preocupado y deberías querer ver una restauración de la honestidad y la decencia y la legalidad en nuestro Gobierno”, dijo.
“No debería ser un asunto demócrata o republicano. No debería ser un asunto partidista decir que no debemos presionar al Fiscal General o al FBI para que usen la justicia para castigar a nuestros oponentes políticos”, dijo en abierta condena a las declaraciones de Trump contra Jeff Sessions y el FBI.
“Todos en el país deberían poder estar de acuerdo en que los periodistas no son los enemigos del pueblo, que el pueblo no debe ser perseguido por la apariencia que tienen, que todos deberían poder enfrentar a simpatizantes nazis”, sentenció.
En redes sociales los demócratas progresistas celebraron que el exmandatario abogó abiertamente por un sistema de salud universal, posición de apenas dos años atrás era vista como demasiado a la izquierda, pero que con la explosión que ha tenido el sector socialista en el Partido Demócrata se convierte cada vez más en una de las principales ofertas del partido.
Queda claro que los demócratas están sacando los misiles rumbo a la elección de noviembre, y está por verse si su máximo rockstar, y uno de los presidente más populares de los últimos 50 años, les alcanza para reconquistar el Congreso que perdieron hace casi una década.