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Leonardo Fariña confirmó los mails y que se reunió con el ministro Garavano

Declaró ante el Tribunal Oral 4. Allí sostuvo que la reunión fue para que lo cambien de alojamiento y los mails para darle sostén técnico. Pero su relato no resiste el peso de las pruebas que maneja el juez Alejo Ramos Padilla.

Leonardo Fariña admitió ayer ante el Tribunal Oral Federal número 4 que efectivamente le dictaron, palabra por palabra, lo que figura en su declaración de arrepentido y reconoció también que se reunió con el ministro Germán Garavano. Sin embargo, el arrepentido trató de cambiarle el contenido a ambos hechos. Respecto del guionado dijo que el sabía de las irregularidades cometidas por el gobierno kirchnerista en la obra pública pero que le faltaban datos técnicos. Ese fue el papel de los mails: aportarle algo del know how para sus declaraciones de abril y agosto de 2016. Al mismo tiempo, el arrepentido sostuvo que su declaración la armaron sus abogados, Franco Bindi y Giselle Robles, y que él no la leyó al firmar. Son varias las evidencias que contradicen el relato de Fariña, entre otras que el arrepentido declaró varias veces antes de esas fechas y nunca habló de la obra pública, lo que demuestra que no sabía nada del tema y que pactó con la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) que lo entrenaran para involucrar a Cristina Fernández de Kirchner hablando de la obra pública. Además, Robles presentó los mails que le mandaron, supuestamente de la AFI, algo que se podrá peritar. Respecto de la cita con Garavano, la versión de Fariña y del ministro parece insostenible: el titular de un ministerio no recibe a un preso que se queja porque quiere mejoras en el departamento que le dieron en el programa de protección de testigos.

Fariña habló ante el TOF 4 después de haberse sumado el martes a la denuncia de Elisa Carrió ante el juzgado de Claudio Bonadio. En Comodoro Py circula la versión de que se utilizaría lo planteado por Carrió, con el agregado de Fariña, para lanzar una especie de razzia contra los abogados, destinada a cambiar el foco de atención que hoy está puesto en la causa de Dolores y en las evidencias que existen sobre los armados de causas y manipulaciones de testigos y arrepentidos. Por eso la contraofensiva.

Fariña cumplió ante el TOF 4 su papel sumándose a la teoría del complot. En base a escuchas ilegales y sin prueba alguna, se intenta instalar que el expediente de Dolores fue obra de ex funcionarios presos en Ezeiza y de los abogados que mostraron cómo operaba la banda de D’Alessio y del propio fiscal Carlos Stornelli. Lo que sucede es que las evidencias de que la asociación ilícita extorsionó al empresario Pedro Etchebest son tan categóricas que no admiten discusión. Además, el juez Alejo Ramos Padilla demostró que la banda extorsionó a otros empresarios, coaccionó a personas para que vayan a declarar a la fiscalía de Carlos Stornelli, concretó operaciones de espionaje comercial respecto de empresas petroleras y en licitaciones por chalecos antibalas; investigó ilegalmente al ex marido de la esposa del fiscal e incidió con maniobras de apriete en causas judiciales.

Para colmo, ahora aparecieron operaciones de lavado de dinero. Ante el TOF 4, Fariña se despachó en esa línea. Dijo que los mails con los que se armó su declaración como arrepentido fueron redactados por sus abogados de entonces y no por la AFI. Aseguró que él sabía de las coimas en la obra pública y sólo le pidió a sus abogados elementos técnicos que él desconocía. O sea que reconoció que le dieron los textos. También admitió que una coachfue a entrenarlo y que lo mismo ocurrió con un empresario, pero que todo eso sólo fue para afinarle sus conocimientos en la parte técnica. De esta manera se armó la declaración y, según Fariña, él firmó ese texto como arrepentido, el 1 de agosto de 2016, sin leerlo.

Sobre la base de esos argumentos afirma que las acusaciones de Dolores son parte del supuesto complot. Su versión aparece como poco creíble por muchos puntos:

  • Antes de las declaraciones guionadas, Fariña habló en la causa del lavado de dinero varias veces sin nombrar nunca la cuestión de la obra pública en Santa Cruz, tema sobre el que no tenía la menor idea. O sea que esa cuestión surge claramente de un pacto con la Casa Rosada y la AFI porque necesitaban involucrar a CFK en la causa de las rutas de Santa Cruz.
  • Fariña repitió el libreto no sólo en su declaración como arrepentido sino también en apariciones públicas en la televisión. Recitó en forma calcada lo que le habían dictado, es decir que no puede argumentar que no leyó lo que firmó.
  • El primer mail, supuestamente desde la AFI, lo enviaron a fines de marzo de 2016 y el rastro de ese texto ya apareció en la declaración del 8 de abril de 2016. Ahí ya estaba guionado.
  • El juez Ramos Padilla tiene los originales de los correos electrónicos. Se supone que puede establecer fehacientemente el origen y la fecha de cada mail.

El argumento de Fariña es que sus ex abogados –con los que se peleó– juegan a favor del kirchnerismo, pero el antecedente es que estuvieron con él cuando declaró contra el gobierno anterior e involucró a CFK. El arrepentido también admitió el encuentro con Garavano. Adoptó la explicación del ministro: que la cita obedeció a su situación como testigo protegido. Fariña quería un departamento mejor y, efectivamente, después de sus declaraciones le dieron una vivienda de 1.500 dólares mensuales, más de 60.000 pesos de hoy. No es creíble que un ministro reciba a un preso porque éste se queja de su lugar de alojamiento o porque reclama más libertad de movimientos, cosa que logró tras su declaración de agosto de 2016. Eso le permitió volver a su vida nocturna de antaño.

Por Raúl Kollmann – Página/12