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¿Le espera a Alemania un futuro político verde?

El buen desempeño del Partido Verde en las encuestas ha llevado a los alemanes a discutir si el país está cerca de dar un giro político sin precedentes a nivel nacional una vez la canciller Angela Merkel deje el poder.

Las elecciones nacionales de septiembre en Alemania marcarán el final de la era de Angela Merkel tras 16 años en el poder.

Y si las encuestas se mantienen como están ahora, también podrían marcar un cambio de rumbo muy significativo para la principal potencia económica de Europa.

La razón es que por primera vez se está discutiendo la posibilidad real de que el próximo gobierno de Alemania sea liderado por el ascendente Partido Verde y su candidata, Annalena Baerbock.

Varias encuestas recientes ubican a los Verdes en el primer lugar con alrededor del 27 por ciento en intención de voto, mientras los conservadores de Angela Merkel se ubican en 24 por ciento.

Hace un año, la imagen era muy distinta: los conservadores no sólo tenían una ventaja de más de 20 puntos sobre los verdes en una de las principales encuestas, sino que también parecía claro que, tras la salida de Merkel, continuarían en el poder.

Un triunfo Verde marcaría una ruptura con la tradición política alemana, pues los gobiernos de la posguerra, primero en Alemania Occidental y luego de la Alemania reunificada, han sido liderados por uno de los dos grandes bloques políticos del país, los conservadores de la CDU/CSU y los socialdemócratas (SPD).

Los partidos más pequeños, como los Verdes o los Liberales del FDP, han sido socios minoritarios en coaliciones federales (como ocurrió con los Verdes entre 1998 y 2005), pero nunca han asumido la Cancillería en Berlín.

Los Verdes, sin embargo, sí tienen presencia actual en varios gobiernos regionales e incluso lideran el estado de Baden-Württemberg, en el sur del país.

Enfoque climático, capital de los verdes 

El buen momento político de los Verdes, un partido que se desarrolló en los años 80 como un movimiento ecologista y pacifista, se debe tanto a sus propios méritos como a las fallas de los conservadores y los socialdemócratas.

Mientras el bloque conservador de Merkel se ha visto afectado por escándalos de corrupción, fallas en el manejo de la pandemia y pugnas internas por el liderazgo en este año electoral, los verdes han mostrado una imagen muy distinta.

La elección de su candidata a canciller, Annalena Baerbock, una política joven y mediática, ocurrió sin mayores disputas públicas y se habla de un partido unido en torno a la candidata.

Además, los Verdes han sabido capitalizar la creciente preocupación por el cambio climático que, más allá de la pandemia, sigue siendo uno de los grandes temas políticos en el país.

“El interés público por el movimiento ‘Fridays for Future’, combinado con los veranos calurosos y secos, hizo que el tema de la protección climática se convirtiera en el centro del debate público y mediático”, le dijo a France 24 Ursula Münch, directora de la Academia de Educación Política en Tutzing, en el sur del país.

“A diferencia de los demás partidos, los Verdes gozan aquí de una gran credibilidad: desde su fundación a finales de los años 70 y principios de los 80, han defendido esta cuestión, que se ha convertido también en una preocupación del entorno conservador y de la clase media, especialmente en los últimos años”, agregó.

Pero este enfoque climático también ha generado nuevas preguntas sobre si los Verdes tienen el talante y el pragmatismo político para enfrentar también otros grandes desafíos de Alemania, como las relaciones con otras potencias, el desempeño económico o la recuperación tras la pandemia.

Este no es un reto nuevo, sino uno que ha resurgido a la par del crecimiento en las encuestas. Ya en 2018, el colíder de los verdes, Robert Habeck, lo había admitido: “Aún no hemos conseguido dejar claro a la opinión pública que también se nos puede confiar la seguridad de un país”.

De ahí que en esta campaña los Verdes estén tratando de hacer énfasis también en otras áreas: desde una política exterior más asertiva hacia Rusia o China, hasta un mayor gasto público, más énfasis en el desarrollo digital o impuestos más altos para los ricos.

Estos enfoques, y sobre todo el costo potencial de sus programas en época de pandemia, pueden resultar problemáticos a la hora de buscar consensos con otros partidos tras las elecciones.

No hay que olvidar que, en Alemania, los gobiernos son generalmente de coalición.

Experiencia gubernamental

Otro desafío que enfrentan los Verdes -y que ha sido usado por sus contrincantes- es la falta relativa de experiencia de Annalena Baerbock.

De 40 años, Baerbock ha tenido un ascenso rápido dentro de su propio partido, pero no tiene experiencia gubernamental.

“Alemania es uno de los mayores y más exitosos países industrializados del mundo”, dijo recientemente Olaf Scholz, vicecanciller alemán, ministro de Finanzas y candidato de los socialdemócratas.

“Debería dirigirlo alguien que tenga experiencia en gobernar, que no sólo quiera gobernar, sino que pueda hacerlo de verdad”, agregó.

A eso se suma que ha habido preguntas, para muchos incomprensibles y criticables, sobre si Baerbock podría combinar una potencial labor de canciller con su condición de madre de dos hijas pequeñas. Un medio incluso se preguntaba: “¿Puede una mamá ser canciller alemana?”

En respuesta a este tipo de comentarios, Baerbock ha dicho que “las mujeres y las madres deberían poder realizar cualquier trabajo en este país”.

Al mismo tiempo, sus seguidores y algunos analistas han señalado ciertas semejanzas con la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, quien no sólo llegó al poder sin mayor experiencia gubernamental sino que también ha combinado su carrera política con su condición de madre.

Algunos incluso hablan de un posible “efecto Ardern” en Alemania, aunque por supuesto faltan cinco meses para ver si Baerbock puede seguir el ejemplo de la primera ministra neozelandesa.

Y esto es importante, pues la pregunta clave es si el buen momento de los Verdes es puntual o si se puede mantener hasta septiembre 26, fecha de las elecciones federales.

O, dicho de otro modo, la cuestión es si los alemanes, normalmente tan propensos a favorecer la estabilidad y la continuidad, darán el salto político para elegir a los Verdes como principal fuerza del país.

Parte de la respuesta radicará en si los Verdes y en particular Baerbock logran presentarse de manera convincente como una alternativa viable de centro izquierda, capaz no sólo de captar votantes indecisos sino también de liderar una potencia como Alemania.

La otra parte está, en gran medida, fuera de sus manos: “La fuerza de los Verdes depende sobre todo de la actuación de los demás partidos”, explicó Ursula Münch.

“Si se mantienen los recientes avances en la lucha contra la pandemia, la posición de la CDU/CSU ante el electorado volverá a subir. Al fin y al cabo, Alemania es un país bastante conservador con una población muy orientada a la seguridad”, concluyó.

No está claro, por tanto, si los Verdes logren su objetivo de suceder a Merkel y a los conservadores en la Cancillería en Berlín.

Sin embargo, lo que parece evidente, a juzgar por la situación actual, es que mejorarán su resultado de hace cuatro años, cuando terminaron en sexta posición con apenas el 8.9 por ciento de los votos.

Fuente: France 24