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El Comité Internacional de la Cruz Roja

Desde la segunda mitad del Siglo XIX, la comunidad internacional adopta medidas para la protección de las víctimas de guerras y violencia armada. Hoy, una cruz roja o una media luna roja sobre fondo blanco es garantía de ayuda y esperanza para millones de personas. Por su acción directa, y con el desarrollo del Derecho Internacional Humanitario y el respeto de gobiernos y de los involucrados en conflictos armados, el Comité Internacional de la Cruz Roja es un actor esencial en un mundo cada vez más convulsionado.

¿Qué es?

Tras una de las batallas más sangrientas del siglo XIX, la de Solferino -episodio decisivo en la lucha por la independencia y la unidad de Italia-, los servicios médicos de los ejércitos franco-sardos se vieron completamente desbordados. Henry Dunant, un civil suizo de la zona plasmó los horrores de aquel combate en un pequeño libro: “Un recuerdo de Solferino”. Allí, Dunant sugirió la creación de sociedades nacionales de socorro, reconocibles por su emblema común, y un tratado internacional para proteger a los heridos en el campo de batalla.

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) es una organización internacional imparcial, neutral e independiente de los Estados -sujeto del derecho internacional- fundada en 1863 y tres veces galardonada con el premio Nobel de la Paz. Al año siguiente de su fundación, el Consejo Federal Suizo convocó una conferencia diplomática para adoptar un tratado que protegiera los servicios médicos de los ejércitos en el campo de batalla.

La Conferencia Diplomática se inauguró en Ginebra el 8 de agosto de 1864 y adoptó, el 22 de agosto, el Convenio de Ginebra para mejorar la suerte de los heridos de los ejércitos en campaña. Por primera vez en la historia, se adoptó un tratado multilateral para establecer normas sobre los conflictos armados futuros en tiempos de paz. La Convención del 22 de agosto de 1864 marcó el punto de partida del notable desarrollo del derecho internacional humanitario que ha tenido lugar desde su adopción.

La razón de ser del CICR es garantizar, a través de su labor humanitaria neutral e independiente, el respeto a la vida, la dignidad y el bienestar físico y mental de las víctimas de los conflictos armados y de otras situaciones de violencia. Toma medidas para responder a las emergencias y promueve, al mismo tiempo, el respeto del derecho internacional humanitario y su aplicación en la legislación nacional.

Los Convenios de Ginebra y sus Protocolos Adicionales

El CICR dio origen a los Convenios de Ginebra de 1949 y sus Protocolos adicionales -piedra angular del derecho internacional humanitario- y al Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, cuyas actividades internacionales en los conflictos armados y en otras situaciones de violencia dirige y coordina.

Finalizada la II Guerra Mundial, y a instancias del CICR, el gobierno suizo convocó a una conferencia diplomática, con 277 delegados en representación de 59 Estados. La Conferencia concluyó con la adopción de cuatro convenios para la protección de las víctimas de la guerra:

I. Convenio de Ginebra para aliviar la suerte que corren los heridos y los enfermos de las fuerzas armadas en campaña;

II. Convenio de Ginebra para aliviar la suerte que corren los heridos, los enfermos y los náufragos de las fuerzas armadas en el mar;

III. Convenio de Ginebra relativo al trato debido a los prisioneros de guerra;

IV. Convenio de Ginebra relativo a la protección debida a las personas civiles en tiempo de guerra;

Los cuatro Convenios llevan la fecha del 12 de agosto de 1949 y entraron en vigor en 1950. En la actualidad los cuatro convenios han sido ratificados por los 193 Estados miembros de la ONU y otros no miembros.

Casi 20 años después, la Asamblea General de las Naciones Unidas convocó la Conferencia Internacional de Derechos Humanos, que se reunió en Teherán en 1968. Allí, los Estados parte aprobaron la Proclamación de Teherán, que evaluaba los avances conseguidos desde la aprobación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948 y establecía un plan de acción para el futuro.

Con este antecedente, el CICR se vio en la necesidad de realizar una revisión de los Convenios de Ginebra y complementar lo allí establecido en relación a los nuevos conflictos que se estaban desatando en el mundo y que los convenios originales no abarcaban correctamente. Así, el CICR organizó y presidió las consultas entre los expertos procedentes de los gobiernos y de las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja; preparó los proyectos de Protocolos adicionales y los presentó a la Vigésima Segunda Conferencia Internacional de la Cruz Roja. Luego, los transmitió al gobierno suizo, quien se encargó de convocar la Conferencia Diplomática sobre la Reafirmación y el Desarrollo del Derecho Internacional Humanitario, y se aprobaron dos nuevos Protocolos adicionales:

  1. Protocolo I adicional a los Convenios de Ginebra de 1949 relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados internacionales;

  2. Protocolo II adicional a los Convenios de Ginebra de 1949 relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados sin carácter internacional.

Ambos protocolos entraron en vigor en 1978. Del primer protocolo, son parte 174 Estados miembros de la ONU, y del segundo, 168 Estados miembros. En 2005 se adoptó un tercer protocolo a efectos de agregar un nuevo emblema distinto al de la cruz y la medialuna: el cristal rojo.

Mediante estos Convenios y sus Protocolos, los Estados parte le otorgaron un mandato al CICR y la responsabilidad de vigilar la fiel aplicación del derecho internacional humanitario. Como su “guardián”, el CICR toma medidas para garantizar el respeto, promover, reafirmar e incluso aclarar y desarrollar esta rama del derecho.

¿Cómo es su estructura?
El CICR está compuesto por cinco órganos de gobierno:
  1. La Asamblea es el órgano de gobierno supremo del CICR que supervisa todas sus actividades. Es un órgano colegiado compuesto por entre 15 y 20 ciudadanos suizos. Su presidente y su vicepresidente son también el presidente y el vicepresidente del CICR. La Asamblea formula políticas, define los objetivos generales y la estrategia, aprueba el presupuesto, nombra a los principales responsables de la gestión, incluido el director general, los directores y el jefe de la Unidad de Auditoría Interna.

  2. El Consejo de la Asamblea es un sub órgano de la Asamblea. Prepara las actividades de la Asamblea y toma decisiones, especialmente sobre temas estratégicos de gestión relativos a cuestiones financieras o de recursos humanos y sobre asuntos de comunicación.

  3. La Presidencia se compone del presidente y el vicepresidente. El presidente representa al CICR en el ámbito internacional y es el principal responsable de las relaciones externas del Comité y lleva a cabo actividades de diplomacia humanitaria en estrecha colaboración con la Oficina del Director General. También se ocupa de la cohesión interna, el buen funcionamiento y el desarrollo de la Institución.

  4. La Dirección es el órgano ejecutivo del CICR, responsable de aplicar y supervisar la estrategia institucional y los objetivos generales que definen la Asamblea y el Consejo de la Asamblea. La Dirección también es responsable de la gestión del personal del CICR y de garantizar el buen funcionamiento de la Institución en su conjunto.

  5. La Unidad de Auditoría Interna es un órgano de control interno que supervisa de manera independiente y objetiva el desempeño y la eficacia de la Institución y los evalúa, en relación con criterios internacionales reconocidos. La Unidad de Auditoría Interna, la Dirección y la Asamblea son los tres componentes del sistema de control interno. La Asamblea, con ayuda de la Comisión de Auditoría, es la máxima responsable del control de la Institución.

Movimiento Internacional

El CICR es una organización internacional con subjetividad internacional, que no hay que confundir con las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, por un lado, y la Federación que las agrupa, por el otro.

Las Sociedades Nacionales son organizaciones autónomas que trabajan con personal profesional y voluntarios y despliegan sus actividades humanitarias según las necesidades locales, de conformidad con sus propios estatutos y supeditadas a la legislación local del Estado donde se encuentran. Su misión es llevar a cabo actividades humanitarias dentro de sus propios países, especialmente en el papel de auxiliar de los poderes públicos en el ámbito humanitario. Hoy, hay más de 190 sociedades nacionales con más de 97 millones de voluntarios en todo el mundo.

Por otro lado, la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja es una organización humanitaria mundial que coordina y dirige la asistencia internacional en casos de desastre natural o causado por el ser humano en situaciones ajenas a conflictos armados y está compuesta por las sociedades nacionales de cada país. Esta Federación, creada en 1919, posee una Secretaría en Ginebra y más de 60 delegaciones para apoyar las actividades que se llevan a cabo en todo el mundo.

El CICR, las Sociedades Nacionales y su Federación Internacional forman, en pie de igualdad, el “Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja”; la red humanitaria más grande del mundo, cuya misión es prevenir y aliviar, en todas las circunstancias, el sufrimiento humano; proteger la vida y la salud, y hacer respetar a la persona humana, en particular en tiempo de conflicto armado y en otras situaciones de urgencia.

En situaciones de conflicto, el CICR dirige las acciones humanitarias realizadas por los distintos componentes del Movimiento. El CICR emprende procedimientos para reconocer a las Sociedades Nacionales sobre la base de los criterios establecidos en los Estatutos del Movimiento y las convierte en miembros de pleno derecho del Movimiento y en miembros de la Federación. El CICR coopera con ellas en asuntos de interés común, como su preparación para la acción en tiempos de conflicto armado, la búsqueda y la reunificación de familias y la difusión del derecho internacional humanitario y de los Principios Fundamentales del Movimiento.

En los conflictos armados y otras situaciones de violencia, el CICR se encarga de ayudarles a aumentar su capacidad para satisfacer la creciente necesidad de ayuda humanitaria. A menudo es gracias a la presencia, los recursos, los conocimientos locales y la motivación de las Sociedades Nacionales que el CICR puede llevar a cabo con éxito su labor sobre el terreno. Las Sociedades Nacionales también pueden participar en operaciones internacionales a través del CICR, la Federación o la Sociedad Nacional del país en cuestión.

Según los acuerdos y normas del Movimiento, el CICR dirige y coordina las actividades internacionales de socorro en “conflictos armados internacionales y no internacionales” y en situaciones de “disturbios internos y sus resultados directos”. El CICR tiene, pues, dos niveles de responsabilidad: realizar la labor humanitaria que se deriva de su propio mandato y de sus ámbitos de competencia específicos, por un lado, y coordinar las operaciones internacionales de los componentes del Movimiento, por el otro.