Baires Para Todos

El antídoto chino

Los acuerdos que aceleran la alianza con el gigante asiático, clave en la guerra fría con Trump. Qué hablaron Alberto Fernández y el embajador de Xi Jinping. El viaje en stand by y el Círculo Rojo-Rojo.

Alberto Fernández quiso darle al embajador de Xi Jinping el número de su teléfono personal. “Usted me llama cuando quiera”, le dijo en un gesto que puede ser bastante más que una puesta en escena o una formalidad entre tantas. Fue el miércoles último en la residencia de Olivos. El embajador Zou Xiaoli le reiteró la invitación para que viaje a su país. El Presidente no conoce la República Popular China, pero, antes de que la pandemia se impusiera como única prioridad, tenía pensado hacer una visita de Estado para sellar una alianza estratégica con el gigante asiático. Sus colaboradores más cercanos sostienen que lo ideal sería que lo hiciera este mismo año y firmara en Beijing el memorándum de la Nueva Ruta de la Seda, el proyecto transcontinental que Jinping lanzó en 2013 y Mauricio Macri demoró sin argumentos. Para no inquietar a Donald Trump, el expresidente omitió dar un paso que dieron en la región gobiernos insospechados de populismo como Chile, Perú, Uruguay y otros 16 países de América Latina. Y en el que hasta Jair Bolsonaro se mostraba dispuesto a avanzar hasta sus últimos cortocircuitos públicos con la embajada china.

Con el coronavirus como tema principal aunque no excluyente, Fernández recibió al embajador Xiaoli, que ya lo había visitado en noviembre en su bunker de Puerto Madero. Fue el resultado de un proceso de acercamiento que había iniciado el propio Fernández hace un mes, con una carta personal a Xi Jinping en plena expansión de la pandemia, con la prolongada guerra comercial y la disputa geopolítica con Estados Unidos de fondo. El líder chino la respondió el pasado 11 de marzo con un llamado a elevar la “Asociación Estratégico Integral” entre los dos países “a un nuevo escalafón”. Un días antes, Jinping había visitado por primera vez Wuhan, la ciudad de 11 millones de habitantes en la que el brote mundial se inició -en diciembre pasado- para anunciar que la epidemia estaba “prácticamente contenida”. Hoy, después de que el virus se cobrara 3.200 víctimas en poco más de dos meses, ya no se registran en China casos de contagio.

Entre las 17 y las 18.30 del miércoles último, Xiaoli anunció el envío de un amplia donación para reducir la expansión del COVID-19, habló del nuevo medicamento que fabrica China para su tratamiento y elogió las medidas que estaba poniendo en práctica el gobierno de Fernández. Unos minutos después, el Presidente recibió a la oposición en Olivos, con la decisión ya tomada de apelar a la cuarentena total obligatoria, el mismo camino que tomó Xi Jinping cuando decidió cortar con la pandemia de raíz.

El kit sanitario que envió el gigante asiático ya llegó. Argentina fue una de los primeras en recibirlo, aunque el plan chino es alcanzar 82 países como parte de su política diplomática y de expansión.

ENTRE LA SINOFOBIA Y EL LIDERAZGO. Por ser el epicentro de la pandemia y por la decisión inicial de las autoridades del gobierno y el Partido Comunista Chino de no informar sobre los contagios, China quedó en el centro de los cuestionamientos globales en el inicio de la crisis. Más aún, después de la muerte a causa del virus de Li Wenliang, uno de los médicos del Hospital Central de Wuhan que había sido sancionado por dar a conocer la gravedad de la situación. Más tarde, con medidas rigurosas, planificación extrema y la apelación a Internet -el teletrabajo, la telemedicina y la televigilancia- lograron aplanar la curva de contagios.

No sólo eso: además, los científicos chinos compartieron los datos que tenían con la comunidad de investigación internacional, en lo que facilitó la posibilidad de desarrollar diagnósticos y vacunas. Los especialistas afirman que es parte de un reposicionamiento global en el que China apunta a emerger fortalecida de la crisis como líder global ante el festival de torpezas de Trump.

Comparado con el desastre que provoca en Occidente, la letalidad del virus fue menor y la reacción, más veloz. Con la mitad de contagiados, hoy Italia ya tiene más de 4.000 muertos y supera en víctimas mortales a China. La pandemia encontró a los chinos en medio del Año Nuevo Lunar, un gigantesco movimiento migratorio interno por el que se desplazan 700 millones de personas. Por eso, desde el Ministerio de Relaciones Exteriores de Xi Jinping insinuaron que el Ejército norteamericano inoculó el virus.

EL SOCIO OMINPRESENTE. Durante la hora y media de la charla en Olivos, no sólo se habló del virus. Según pudo saber Letra P, Fernández agradeció la colaboración crucial de China para rescatar dos de los proyectos que el cristinismo había impulsado y quedaron congelados durante el interregno de Macri en el poder: las represas hidroeléctricas y la cuarta central nuclear de Atucha. A fines de enero, Cristina Fernández viajó a Santa Cruz para recorrer Cóndor Cliff con Alicia Kirchner, el vicepresidente de Electroingeniería, Gerardo Ferreyra, y el representante de Gezhouba, Yuan Zhixiong.

En el caso de Atucha, el Presidente adelantó que China financiará la construcción de la cuarta central con un préstamo de 9.000 millones de dólares y tecnología de Beijing. Allí, se destaca el Carem 25, el proyecto del primer reactor nuclear diseñado y construido en Argentina, que fue suspendido en 2016 y en el que tienen interés empresas como IMPSA, a cargo del diseño, y Techint, a cargo de las obras viales. No son las únicas compañías que esperan profundizar el lazo comercial. También es la apuesta de otros pesos pesados del Círculo Rojo: la familia Bulgheroni, integrada con capitales chinos en Pan American Energy; el farmacéutico Hugo Sigman,accionista de Biogénesis Bagó y asociado a la firma Shenlong para construir un centro genético bovino en Yinchuan, y Antonio Aracre, el ceo de Syngenta en Argentina que colabora con el Plan contra el Hambre.

También hay interés chino por el peaje en la hidrovía Paraguay-Paraná y la licitación prevista para este año para el dragado y balizamiento de la principal ruta de salida de las exportaciones cerealeras. Por último, está el proyecto de cuatro corredores bioceánicos para sacar la cosecha por el Pacífico.

Para Fernández, China aparece como un aliado en todos los terrenos, un competidor con Trump y un socio potencial al que existe el riesgo elocuente de quedar subordinado. Con el 6% de las acciones en el directorio del Fondo, se comprometió a apoyar todas las gestiones para colaborar con Argentina. Pero, además, el intercambio de monedas que inició el cristinismo y profundizó el macrismo hace que hoy por cada tres dólares que existen en las reservas del Banco Central haya un yuan, una proporción que insinúa una nueva correlación.

LOS CERDOS Y CLARÍN. Entre los proyectos que más le interesan a la Argentina está el de exportar carne de cerdo a China. El objetivo es firmar un acuerdo binacional entre Fernández y Xi Jinping. Principal proveedor y consumidor de cerdo en el mercado mundial, China perdió 450 millones de cabezas por la fiebre porcina desde 2018 y duplicó sus importaciones.

Argentina, que en abril de 2019 logró el acceso al mercado chino para su carne porcina, quiere proyectarse como una potencia exportadora de ese producto. Fernández pretende que China, que ya es el primer comprador de carne vacuna argentina, aporte el capital para invertir en 200 megaunidades productivas y crear 120.000 puestos de trabajo directo con el modelo Vaca Muerta de hiperproductividad. Ambicioso, el negocio demanda una inversión de U$S 27.000 millones para producir nueve millones de toneladas de carne porcina en un plazo estimado de cinco años. Ya existe un acuerdo firmado a nivel de cámaras empresarias, donde pesa también Biogenesis Bago.

Por último, como parte de la Ruta de la Seda, está el proyecto de 5G que preocupa a Trump pero interesa a sus socios en distintos puntos del planeta. Alemania, Inglaterra y Bolsonaro no excluyeron a Huawei de sus redes de telecomunicaciones. Ahí Fernández también cuenta con aliados locales para acoplarse a la iniciativa, entre ellos, la megafusionada Telecom, del Grupo Clarín, que ya firmó un acuerdo con Huawei para desarrollar el 5G.

Por Diego Genoud – Letra P