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De Rossi y Marcone reconvierten el modelo de Alfaro

Con la mirada en Quito y, sobre todo, en la mejor adaptación de Daniele De Rossi, el DT Gustavo Alfaro utilizó muchas prácticas para buscarle el mejor socio al italiano. Anoche, en el triunfo ante Aldosivi, implementó una de esas pruebas: lo juntó con Iván Marcone, un tándem del que había más dudas que esperanzas. ¿Por qué? El propio entrenador lo había expuesto: “Habría que trabajarlo y, tal vez, cambiar algo del esquema para que puedan complementarse. Porque trabajan casi de lo mismo”, argumentó en su momento el rafaelino.

Y así fue. El dibujo táctico, si bien no varió demasiado, pasó del 4-4-2 a un 4-2-3-1, en el que esa sociedad fue más posicional, sin la prioridad de que uno de los dos se libere al ataque y rompa líneas, como sí lo sabe interpretar el juvenil Nicolás Capaldo. ¿La razón? No lo sienten, son dos futbolistas de corte, que priorizan la salida limpia y posicionarse delante de la zaga central.

En la fría noche en la Bombonera quedó algo claro: si se trabaja, de esa fórmula puede salir como resultado algo interesante. Eso sí: Boca debe mejorar mucho como equipo, en lo colectivo, para que no sufran en el retroceso y sus físicos no se desgasten con el correr de los minutos.

Porque esa falta de coordinación se notó, especialmente, en el primer lapso. Los espacios, las grietas, eran enormes debido a la lejanía entre ellos dos -luego se ajustaron- y, por otro lado por la poca colaboración de los volantes externos -el colombiano Villa y el juvenil Obando-, que ayer jugaron algo más adelantados en el estilo.

Aunque entre ellos se las arreglaron para crecer mutuamente, acercaron posiciones y terminaron complementándose: cuando uno se adelantaba a la presión, el otro retrocedía para ser el cinco tapón y bloquear posibles pases a una zona sensible. Fueron alternando esa función y Boca no pasó mayores problemas por ese sector.

Sin embargo, en algunos aspectos fueron iguales y, en otros, caras contrapuestas de la moneda. Ambos contabilizaron varios quites y muchas barridas limpias. Aunque, en muchos momentos, Marcone estuvo a destiempo en la marca, ganándose así una amonestación. La diferencia principal estuvo en el manejo de la pelota: el exLanús se enseñó muy errático, mientras que el romano, de 36 años, hace todo fácil, anticipa el destino del pase, generalmente impulsado de primera, y jamás complica a sus compañeros. Enseguida se advierte su roce internacional. Lo importante para él: completó los 90 minutos en su segundo partido como titular, en un nivel discreto, algo menor al brindado ante Almagro en su debut.

Marcone-De Rossi, el doble cinco que con tiempo y trabajo puede reconvertir el modelo y darle mayor seguridad a la estructura de Alfaro.

Por Franco Tossi – La Nación