Baires Para Todos

Camino al horizonte Por Miguel Nuñez

Los ciclos naturales de la vida deparan también vacíos y soledades. Hasta el más desinteresado y perfecto amor humano, el amor filial, puede entrañar nostalgias y melancolía.

A Grace Otegui

Yo que los parí, que abrí mi corazón y se bebieron mi sangre, que los arranqué de mi vientre y se comieron mis entrañas, ahora ya no puedo caminar en sus cornisas. Yo que venía de otra tierra, más al sur y más al este. Que silbaba igual que silba el viento contra los acantilados. Ásperos, abruptos, desiguales, verticales, escalonados, escarpados. Los vi lloverse en lágrimas y me quedé sin agua en los ojos. Yo que sacrifiqué un perro para darles de comer de mi alegría. Un general, una cantora, una bailarina. Pétalos dorados de huesos quebrados, de brazos partidos, y abrazos enteros. Lamiendo sus heridas, mis labios agrietados, mi lengua desgarrada. Tengo la memoria de una casa y un parque. Sol, nieve, pan, abrigo, caricias. Conmigo cantaban como pingüinos. Dormían soñando leyendas. Despertaban atraídos por mi risa. Se elevaban en tacos, en uniformes, rompían cualquier silencio de mis tristezas. Un eco lejano resonaba en sus tímpanos pequeñitos. Yo lo sabía. Podía olerlos. Los sentía llegar desde todos los puntos cardinales. A través de las ventanas, susurros de la brisa. Yo que fui rama de árbol de sus vuelos pajaritos. Yo ya no soy su madre. Los veo alejarse un poco a cada paso. Camino al horizonte de donde nace el fuego. Un día seré polvo. Yo que fui rayo.

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*Miguel Núñez es periodista. Fue Vocero Presidencial de Néstor Kircher (2003-2007) y de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2009)