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AFA: el Proyecto Marbella bajo el mito de Pigmalión

Una vez atravesada la crisis desatada con el DT Sampaoli, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) le apunta a nuevos horizontes. El presidente Claudio Fabian Tapia viajó para reunirse con los dueños del complejo deportivo Marbella Football Center (MFC), Enrique Pérez Serichol y Andrés Roldán Conejero, dos empresarios españoles.

Este centro de alto rendimiento, construido sobre tierras en el término municipal de Marbella, posee 4 canchas de fútbol profesional y cuatro de fútbol 7 con luz artificial, según las normas FIFA. Cuenta con siete vestuarios, cuatro canchas de fútbol tenis, un gimnasio de última generación, tribuna para mil espectadores, centro médico, lavandería industrial, piscinas y terraza VIP, sala de prensa y museo del fútbol. El MFC se integró a partir del 2010 al Grupo Football Impact “Líder en España en Organización de Pre Temporadas”.

Desde su página Web se dice: “Situado en Marbella, España, a 60 km del Aeropuerto de Málaga. Creado para satisfacer las más altas exigencias y necesidades de cualquier equipo de fútbol profesional y es uno de los complejos deportivos más exclusivos de Europa”.

En la búsqueda por “Refundar la AFA y encontrar al nuevo Messi” la idea es captar a jóvenes talentos esparcidos en clubes europeos, desde las categorías Sub 13 hasta la Sub 20, para hacerlos entrenar junto a la Selección mayor. Se estima entre 800 y 1000 los menores que no tienen registro en AFA y que podrían reclutarse en Marbella. El proyecto incluiría la construcción de un complejo con 135 habitaciones para concentrar a los jugadores, mientras se utilizaría un hotel ubicado a 7 minutos del complejo. El costo inicial sería “0” a cambio de publicitar como clientes a los seleccionados argentinos. Desde la web de AFA se anuncia que esta nueva sede “sería mediante un convenio de colaboración y su principal función será para la captación, asesoramiento y entrenamiento de las jóvenes promesas albicelestes que residan en todo el viejo continente. Además, de esta manera, la Selección Argentina tendrá un lugar fijo en España para utilizar en cualquier momento durante las giras o preparaciones de cara a las competencias”. Enterado de la noticia, César Luis Menotti fue crítico: “¿Por qué no les dan la plata a las divisiones inferiores? No se puede creer.

Los clubes no tienen agua, pero quieren a “los Messi” en Marbella. ¿Cuáles son los cracks que tiene Argentina afuera que no haya acá?”. A partir del 2009, la AFA promovió “centros de alto rendimiento” mediante acuerdos con las Ligas del interior. Por entonces se deseaba consolidar un cuerpo de “ojeadores” bajo el comando del profesor Gerardo Salorio. En 2011, Julio H. Grondona fue quien le dio marcha atrás a ese proyecto: “Lo de los proyectos es un verso. Me parece que el proyecto son los resultados. Antes era distinto, todos los jugadores estaban en Argentina. Hoy hay que ser mago para conformar un equipo” apuntó. Detrás de la dicotomía sobre “El nuevo Messi” o “Proyecto Marbella” se esconde el dilema marcado por las normas FIFA, cuando se exige que “las primeras inscripciones de menores extranjeros que hayan vivido de manera ininterrumpida los últimos cinco años como mínimo en el país donde desean inscribirse” (Art. 19 RETJ-Protección de Menores). Esa norma también señala que si la transferencia se hace dentro del territorio europeo, para jugadores entre 16 y 18 años, el nuevo club debe cumplir entre otras obligaciones mínimas, con proporcionarle formación o entrenamiento futbolístico adecuado a los mejores estándares, garantizarle una capacitación académica o escolar que le permita continuar otra carrera en el caso que cese como jugador profesional, más condiciones óptimas de vivienda. ¿Servirá este plan como cabecera de playa para el fichaje juveniles argentinos a favor de clubes europeos?

El poeta Ovidio (43 a. C.) nos cuenta el mito de Pigmalión, Rey de Chipre, quien buscando la perfección modeló una estatua con formas de mujer. A medida que le daba volumen en el mármol comenzó a enamorarse de su propia obra. Poco a poco Pigmalión terminó por enamorarse ciegamente de la estatua, besándola y acariciándola todo el tiempo. Para su suerte un día llegó la diosa Afrodita hasta donde él vivía y no dudó en rogarle: “Si es verdad que tenéis tanto poder, os ruego que deis vida a esta estatua para poder casarme con ella”.

Gracias a Afrodita la estatua comenzó a tomar calor y la piedra a tornarse cada vez más suave. Así Pigmalión agradeció eternamente a los dioses haber satisfecho su deseo al convertir la estatua en una bella mujer y contraer matrimonio. Esperemos que por tanto “proyectar hacia afuera” los dirigentes no terminen prestándole el nombre a un dueño extranjero.