Participó en todas las películas que hay que ver, “Pulp Fiction”, “Bastardos sin gloria”, “Perros de la calle”, “Thelma y Louise”, “Taxi Driver” y “La lección de piano”.
Harvey Keitel es uno de esos actores que obtienen fama y reconocimiento ya mayores, después de un largo historial lleno de los altibajos propios de la profesión. Nació y se crió en Brooklyn; tuvo una infancia complicada y en el colegio tampoco le fue muy bien. Harvey Keitel era disléxico. Una vez terminado el colegio se alistó en el ejército como marine y participó en el conflicto del Líbano. Tenía 17 años. Curiosamente, consideró su paso por el Cuerpo de Marines como una experiencia espiritual, una herramienta para dominar sus miedos y salir definitivamente del barrio.
De vuelta en Nueva York trabajó unos cuantos años como estenógrafo judicial en Manhattan hasta que decidió tomar clases de actuación con intenciones más terapéuticas que artísticas. Pero estudió con Lee Strasberg y quedó instalado en la profesión.
El primero que reparó en él fue un joven Martin Scorsese que filmaba su primer largometraje Who’s That Knocking at My Door en 1967. Keitel trabajó en seis películas con Scorsese: Calles salvajes junto con Robert De Niro (1973); Alicia ya no vive aquí, con Ellen Burstyn (1974); Taxi Driver, como el proxeneta de Jodie Foster (1976); La última tentación de Cristo, junto con Willem Dafoe (1988) y El irlandés (2019) con Robert De Niro, Al Pacino y Joe Pesci entre otras figuras.
Keitel trabajó también en varias películas de Wes Anderson como Moonrise Kingdom, Un reino bajo la luna; Los duelistas y Thelma y Louise de Ridley Scott, Perros de la calle y Pulp Fiction de Quentin Tarantino y una enorme cantidad de películas menores.
El gran disgusto que se llevó Harvey Keitel, cuando incluso consideró abandonar la profesión, fue respecto de Apocalypse Now! de Francis Ford Coppola. Lo habían contratado para el papel del capitán Willard y de hecho comenzó la filmación en las Filipinas, pero después de una semana Coppola no se mostró satisfecho con su actuación. No lo vio capaz de representar a un testigo pasivo de la acción y rápidamente lo reemplazó por su actor favorito, Martin Sheen. Keitel se había convertido en el prototipo del bravucón.
Humillado y ofendido, Keitel se fue a Europa y tuvo el gusto de filmar con directores de la talla de Bernard Tavernier y Ettore Scola. Ahora elegía con cuidado los papeles que le ofrecían para mostrar una capacidad de actuación mucho más amplia. La película que marcó un giro importante en su carrera fue La lección de piano, de Jane Campion, con Holly Hunter, un film que ganó todos los premios posibles.
Y otra película excelente que pasó en cierto modo inadvertida fue Youth, de Paolo Sorrentino, con Michael Caine, Rachel Weisz y Jane Fonda. A los 83 años Harvey Keitel tiene actualmente tres películas en postproducción. El hombre no para.
Por Cecilia Absatz-TN