Baires Para Todos

El peronismo se pone en movimiento

El peronismo discute cómo rearmarse para tener chances electorales el año próximo o en 2027. Reuniones previas para calmar los ánimos y no exponer la crisis en la cita convocada en Ferro con 900 congresales. Martín Llaryora se posiciona para 2027.

El Partido Justicialista, columna vertebral de Unión por la Patria junto al Frente Renovador, avanzará en la reorganización partidaria en un Congreso en el microestadio de Ferro. Como primer punto se aceptará el pedido de licencia de Alberto Fernández, hasta hoy el presidente del Consejo Nacional. En realidad se lo empujó a tomar distancia.

No será un trámite fácil, aún cuando distintos dirigentes que integran la conducción partidaria aseguren que el evento apunta a resolver cuestiones administrativas como la aprobación de estados contables del último año, la conformación de una Comisión de Acción Política para depurar padrones y convocar a elecciones internas y la intervención del distrito Jujuy y el distrito Corrientes.

El estado de asamblea permanente y catarsis apenas es acallado por el impacto de las medidas económicas del gobierno de Javier Milei. “El desastre social que está provocando no permite distraerse” señaló un exministro albertista. Otros reclaman posiciones más fuertes para confrontar con la gestión libertaria.

Esta semana hubo dos reuniones previas para intentar encapsular las disidencias o al menos no exponerlas groseramente. La primera ocurrió el miércoles y la segunda el jueves por la tarde en la sede de la calle Matheu donde entre otros estuvieron el gobernador de Formosa y titular del Congreso partidario, Gildo Insfran; el expresidente del PJ José Luis Gioja; el exvicejefe de gabinete Juan Manuel Olmos; el senador Eduardo ‘Wado’ de Pedro; la exgobernadora catamarqueña Lucía Corpacci y la primera en la línea de sucesión partidaria, Cristina Álvarez Rodríguez.

Ese grupo, del que saldría la Comisión colegiada que reemplazará a Alberto Fernández, se juntó con el objetivo de evitar que se desmadre el congreso convocado en el barrio de Caballito. Con un tercio de los 900 congresales presentes alcanza para el quórum y dar lugar al plenario. Insfrán, que convocó a varios gobernadores y dirigentes de distintos sectores, confía que lo logrará.

Catarsis y crisis

Esta vez incluso irán algunos de los que se distanciaron del PJ por diferencias con la gestión y sobre todo con el rol de Máximo Kirchner, hoy jefe del partido en Buenos Aires. Fernando Gray, intendente de Esteban Echeverría, avisó que pedirá la palabra y que hará un crudo informe de los errores cometidos que terminaron frustrando la elección de Sergio Massa.

Su enojo crónico arrancó cuando Kirchner y Martín Insaurralde armaron una estrategia para tomar las riendas del partido. “Si no le dan la palabra, como alguna vez ocurrió, hablará afuera. Así que tendrán que elegir cuál es el mal menor, si escucharlo en el congreso o en público” interpretó alguien que conoce muy bien a Gray.

No es ajena al debate la vieja guardia del Conurbano bonaerense. El intendente de Berazategui, Juan José Mussi, había advertido en una charla con Cristina Kirchner que si no dejaban de pelear volvería a ganar “la derecha”. No tuvo eco: justo ese día mientras compartía escenario con la entonces Vicepresidenta, el ministro Martín Guzmán publicaba en redes sociales su renuncia. Y su presagio se cumplió.

Mussi, junto al diputado Julio Pereyra; el intendente de Navarro, Facundo Diz y el exintendente de Ituzaingó, Alberto Descalzo, invitaron a un asado al diputado nacional Miguel Ángel Pichetto, exjefe del bloque del Frente de Todos durante las gestiones de los Kirchner. Pichetto lidera el bloque Hacemos Coalición Federal del que son parte desde socialistas a diputados del PRO, todos dialoguistas con el Gobierno Nacional.

“Es un compañero, nos conocemos desde hace años”, explicaron quienes empujan una “amnistía” para que vuelvan al PJ muchos de los que se fueron. Mussi, Descalzo y Pereyra no piden permiso para esas tertulias después de haber frecuentado tanto la quinta de Olivos como el Senado para intentar una mediación entre el expresidente Fernández y CFK. 

También apuntan a frenar una posible sangría mientras desde Casa Rosada intentan tentar a los gobernadores y los apremian a habilitar tanto el DNU presidencial como la reducida Ley de Bases y un nuevo pacto fiscal. Ya se fue el gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo.

Para algunos, el dedo de Cristina Kirchner o la figura de su hijo, representan un límite para la apertura partidaria. Jorge Ferraresi sorprendió, como cristinista, cuando días atrás instó a trabajar por la candidatura presidencial de Axel Kicillof sin La Cámpora que lidera Kirchner.


Por Analía Argento-EC