Baires Para Todos

Alejandro Katz: “Milei iba a terminar con los privilegios y terminó con los jubilados”

El escritor y candidato a diputado nacional analizó los efectos de la polarización política y lanzó: “El pluralismo y la libertad están hundidos por unas bandas de inútiles”.

En diálogo con Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190), Alejandro Katz explicó que su candidatura a diputado nacional busca representar a ese sector de la sociedad que quedó fuera de la polarización política. Al mismo tiempo, cuestionó al Gobierno por haber, según dijo, “derogado los valores liberales”. “Milei iba a terminar con los privilegios y terminó con los jubilados”, afirmó el escritor.

Alejandro Katz es un intelectual, ensayista, editor y filósofo argentino, fundador y director de CAT Editores. Actualmente es candidato a diputado nacional por la ciudad de Buenos Aires por Movimiento Ciudadano.

Y con vos puedo hablar como con pocas personas, dado que venís de fuera de la política, sobre las contradicciones que tiene el ejercicio del gobierno, del poder. Decías que en pocas profesiones como la de la política hay tanta diferencia entre las habilidades que son necesarias para obtener el poder y luego para ejercerlo bien. Me gustaría que compartieras con más profundidad esa idea.

Para mí es una experiencia pasar de la observación de la sociedad y de la política a la acción política, mirando la sociedad como el objeto de la acción y no como el lugar en el que estoy parado y sufre o se beneficia de la acción de quienes hacen política. Una de las cosas que veo es que en la política, como en pocas actividades relevantes, las habilidades necesarias para obtener poder -que es el propósito de un político- son distintas de las habilidades necesarias para que ese poder se ejerza en función del bien común. El médico se forma en el aprendizaje de la medicina, y las habilidades que aprende en su proceso de formación son las del rol de médico. Las habilidades para ganar poder no son las del rol del ejercicio del poder. Tienen que ver con desplazar competidores, con generar vínculos de confianza, con obtener recursos de acción pública, con rasgos de personalidad que no tienen nada que ver con las cualidades y capacidades necesarias para, una vez obtenido el poder, ejercerlo a favor de la sociedad.

Ahí hay un primer problema que, en alguna medida, en lo que se llama la vieja política se resolvía a través de los partidos. Los partidos iban haciendo una formación en la cual quienes ascendían, ascendían más por la lógica institucional del partido. Por supuesto que siempre el carisma y las competencias inciden sin duda, pero había un cursus honorum en el cual la formación técnica la iba dando capacidades vinculadas con lo específico del rol. La lógica clásica de los partidos empieza a quebrarse en los años 90, cuando el menemismo empieza a buscar personajes conocidos para incorporar a la vida pública que no tienen ninguna experiencia en la gestión de lo público. Eso se ha convertido en una pauta aún con gente que dedica su vida a la política. Quiero decir, construyen poder por otra cosa, por otro medio, del que aprendí mucho últimamente.

Yon o tenía redes sociales. Yo abrí una cuenta en y una cuenta en Instagram hace un mes. La cuenta de X la uso un poco más fluidamente. La cuenta de Instagram todavía no aprendí a usarla. No habla bien de una voluntad política eso, pero es lo que hay. Pero lo que descubrí es que ese trayecto de construcción de poder se hace, en buena medida, de este modo. Uno usa el recurso tecnológico para proyectarse a la sociedad, pero quiere decir también que uno está básicamente mirándose todo el día en el espejo que refleja lo que uno quiere ver de sí mismo. Es decir, hay una potenciación del narcisismo extraordinaria, del narcisismo que por definición implica una reducción de las capacidades de ver al otro, es decir, de ver la sociedad. Más querés comunicarte con la sociedad a través de un mecanismo que, por definición, más te aleja de la sociedad.

Entonces, luego nos sorprende la crisis de representación, nos sorprende la incompetencia manifiesta de la clase política cuando se hace cargo de los resortes del poder público. Nos sorprende. No nos tenemos que sorprender, es la dinámica por la que las cosas ocurren, la que provoca el resultado que esas cosas mismas generan. Pero no estoy hablando como candidato, estoy hablando como analista.

Y aparecen personajes, como Jaime Durán Barba, que se especializan casualmente en desarrollar las habilidades para llegar al poder, no luego para gobernar. Los asesores electorales y los de gobierno son dos cosas diferentes. Me decías también que marcabas la diferencia entre la real politik y la política real, y me gustaría que lo compartieras también con la audiencia y llevamos al candidato.

No quiero hacer teoría con eso. Son impresiones de quien ingresa en la vida política…

Porque tienen la posibilidad de decir: “Uy, estoy viendo con otros ojos esto. Todavía me sorprendo”. Probablemente quien lo hace todo el tiempo ya ni lo ve, lo tiene.

En esta primera etapa de campaña de meterme en esa vida, en ese mundo, veo por un lado esto que señalaba. Por otro lado veo, y esto es casi un chiste, la diferencia entre la real politic y la política real. La real politik eel hacer cosas malas con fines presuntamente buenos.

Es usar malas herramientas para buenos fines, como decía Néstor Kirchner.

Sí. En todo caso, para fines que quien los enuncia supone que son buenos. No dice: “Voy a hacer esto para dañar a los otros”. Dice: “Hago esto malo porque el resultado de haber hecho esto malo será bueno para los demás”. La política real consiste en hacer cosas malas para obtener resultados malos por malos fines. Hacer cosas malas, acumular poder por acumular poder o para enriquecerse o para beneficiar a un grupo. Está implícito en el destino de la acción la forma en la que se actúa. Aún el cinismo, la real politic se degrada.

¿Y qué te impulsó a hacerlo, teniendo estas visiones que ya las tenías y esta comprensión que ya la tenías antes de ingresar a la política proselitista?

Me gusta el modo en el que formulaste la pregunta porque variedades de esa pregunta me hacen con frecuencia, pero no sobre la política proselitista. Yo estaba en la política, como vos estás en la política. Somos personas de la esfera pública, somos personas que incidimos en la formación de la opinión pública, constructores de subjetividad. Tratamos de hacerlo. Vos tenés muchas más capacidades y recursos que yo, pero los dos confluimos en la esfera de lo político.

¿Por qué se pasa de ese lugar a la esfera de lo proselitista? No diría partidario, porque yo expreso un movimiento de una parte de la ciudadanía. No es la primera vez que lo intento, no con mi persona, pero sí con mi acción. Ya en 2019, cuando fue la elección de Alberto Fernández, antes de que Cristina Kirchner tuviera la ocurrencia de proponer a Alberto Fernández, y en un momento en el que el sinerismo estaba muy deteriorado, sin candidatos, y el macrismo estaba saliendo del gobierno con un grupo de gente, mucha de la cual está implicada también hoy, intentamos buscar una opción moderada, reformista, socialdemócrata, y tuvimos conversaciones con Roberto Lavagna.

Voy a dar nombres porque me parece que ninguno de ellos se va a ofender. Con Miguel Lifschitz y Rosendo Fraga tuvimos reuniones con Roberto y con un grupo amplio de intelectuales y académicos que estaban dispuestos a darle un acompañamiento técnico, teórico y discursivo para avanzar en la candidatura. Queríamos buscar una candidatura que representara un espacio de la sociedad que no estuviera en ninguno de los lados de la polarización, que expresara ideas reformistas, transformadoras. Con componentes de justicia social, pero siempre de liberalismo político y de libertades individuales. Y yo creo que cuando Cristina Kirchner, muy astutamente, propone a Alberto Fernández, Roberto siente que el público suyo quedó capturado por esa opción, nuevamente el peronismo llevándose una parte de la sociedad para confrontar.

Entonces, no es este el primer intento que hacemos. Hemos fracasado, habíamos fracasado en todos los anteriores. No hemos fracasado esta vez, independientemente del resultado electoral, porque constituimos un movimiento que está en acción, un movimiento de gente implicada, de gente comprometida, de gente que está trabajando. No por mi candidatura.

Cuando hicimos la presentación de las listas, tuve una ocurrencia que me parece que merece ser repetida insistentemente. Yo no estoy buscando votos, yo estoy tratando de construir una voz colectiva que, rompiendo una polarización que a mi entender es profundamente destructiva de la sociedad argentina, puede incidir en la agenda pública a través de los medios, a través del Parlamento, a través de la incidencia de los partidos políticos para tratar de promover ideas de reforma, de transformación que dinamicen la economía, que dinamicen la sociedad, que amplíen las expectativas y el horizonte de futuro de la Argentina.

Eso sin nunca desatender ni las lógicas implícitas en una economía de mercado, que es la que puede producir la riqueza necesaria para que el país crezca, ni las responsabilidades de un Estado que tiene que, entre otras tareas, dar protección y generar oportunidades para quienes están en una situación de partida muy desventajosa.

Pero en ese sentido, es la continuidad de la tesis de que el único invariable que tenemos en los últimos 50 años de neo-decadencia es la polarización. Hay otros dos demonios, al estilo de Alfonsín, sin temor en usar la palabra “los dos demonios”, que sería la polarización del peronismo convertido en kirchnerismo y del antikirchnerismo. Cuando uno mira los números de abstención, la suma total de los votos del peronismo y el antiperonismo no llega ni al 50%. Hay una enorme cantidad de espacio por representar en la sociedad. Ahora, por alguna razón, estas ideas que compartimos año a año no logran germinar. ¿Ves en Provincias Unidas y finalmente todos estos movimientos la emergencia de un caldo que todavía no se consolida, pero que va a construir que ese “ni-ni” pueda ser mayoritario en 2027?

Tengo dos respuestas contradictorias entre sí.

Una del candidato que compite…

No. Las dos las puede decir la misma persona. Trato de ser la misma persona. Trato de ser candidato pensando como cuando no lo era. Si el mejor predictor del futuro es el pasado, la respuesta dicha en inglés académico es: estamos jodidos. Dígase: no hay ninguna razón para pensar que el futuro va a ser diferente del modo en el que hemos hecho las cosas ahora. Pero tengo otra respuesta que también es verdadera. La historia es contingente, está en manos de, como se decía antes, los hombres, las mujeres, y los que prefieren otras opciones participar también.

Venimos con una historia muy complicada. La polarización que se expresó de muchas formas distintas. Torcuato Di Tella primero, con el empate hegemónico. Ni puedo hacer el inventario de las expresiones para dar cuenta de antiperonismo, antiperonismo. Yo hablaría, como dijo Hilda Sábato en algún momento, de los falsos dilemas. Estado-mercado, falso dilema. Mercado interno-exportaciones, falso dilema. Peronismo-antiperonismo, falso dilema.

Enrique Zuleta me dijo: “Las opciones polares no tienen más que el 20% de la aceptación social, pero se llevan el 80% de los votos”. Ahí tenemos un problema.

Y del rating…

Y del rating. Claro. Y por eso de los votos. 60% de la sociedad no quiere votar eso, pero a la hora de llegar a la urna, está expuesta a esas alternativas existenciales. Si no votas por mí, viene el otro que te destruye. Ni el peronismo kirchnerista quiere destruir al liberalismo mileísta, ni los libertarios quieren destruir a los kirchneristas, porque la única razón de su existencia es ese adversario fantasmático. Yo no necesito discutir con ellos para tener una idea que llevar a la sociedad. Javier Milei solo puede decir: “Terminemos con los kukas”. Y los kirchneristas dicen: “Hay que terminar con Milei”. Y yo digo: no, ese no es mi problema. Por eso no acepto la idea de una avenida del medio. No estoy en el medio, no. Estamos en el medio de nada, somos otra cosa. Somos algo por lo que queremos producir en la sociedad, no somos algo contra el otro.

Ahora, manifiestamente, nuestras élites fracasan porque sostienen esas opciones. Las finanzas les dan espacio en los medios, las apoyan porque esperan obtener beneficios del gobierno de alguna de las alternativas, porque las élites no pueden participar de una sociedad abierta, democrática, competitiva. Yo discutí mucho con Federico Sturzenegger. Mi formación es en letras, pero siempre tuve tareas empresariales. Yo sé lo que es pagar un sueldo y un impuesto. Es más, sé lo que es no poder pagarlo. En algún momento de mi trayectoria como editor, como director de una empresa editorial, sentí que sin una formación en administración no podía avanzar. Y entonces comencé a ser el máster en administración en Universidad Di Tella. Fui alumno de Federico Sturzenegger, luego fui editor de Federico Sturzenegger, luego tuve relaciones sociales con Federico Sturzenegger y discutí mucho con Federico Sturzenegger.

Y hay algo que a mí me preocupa mucho: cuando la ideología se convierte en dogma y cuando el dogma solo sirve para destruir a los adversarios y no para construir algo bueno. Hay que reformar el capitalismo argentino, sin duda. Pero hay tres pilares del capitalismo argentino que no se han tocado y son pilares fundamentales. Tierra del Fuego. 0,5% del producto bruto desde hace décadas y por lo menos 20 años más. ¿Qué es? No solo es la transferencia de renta por los sobreprecios que se obtienen por mercados, son los retrasos tecnológicos: una heladera vieja no te quita productividad más o menos, porque si sos un frigorífico te quita; celulares, computadoras, todo lo que va a permitir usar recursos de inteligencia artificial y que son esos dispositivos fabricados con tecnología vieja y de mala calidad.

Entonces, no es solo el sobrecosto y la transferencia de renta, sino los retrasos productivos que incorpora ese sector. Industria automotriz50% más caros los coches en Argentina que en la región, con tecnología mucho más vieja. Ahora hay un señor que se la pasa dando lecciones de competitividad capitalista, cuya empresa solo existe en países como Argentina porque está quebrada en todo el mundo, porque ha hecho los coches menos competitivos, menos innovadores, menos dinámicos. El señor vive en Punta del Este, donde no paga impuestos argentinos. Hay un principio fundamental: no representation without taxation. No me cobres impuestos si no me das un representante.

Estos millonarios que viven en Punta del Este para no pagar impuestos en Argentina, pero vienen a Argentina a decirnos cómo hacer las cosas, deberían tener en cuenta que no hay representación sin pagar impuestos. Si quieren hablar, que vengan y paguen impuestos, pero viven afuera con el dinero que generaron en el mercado interno. Y vos sabés de quién hablo. Es una vergüenza que Cristiano Rattazzi se pase dándonos lecciones de moral capitalista, dirigiendo una empresa que solo existe porque la han subsidiado durante un siglo, durante medio siglo en Argentina. Es una vergüenza.

La industria farmacéutica explota al país con unos precios abominables, insostenibles. ¿Dónde está la reforma del capitalismo argentino que proponen? La industria del conocimiento tiene una ley bien pensada, pero bien pensada y mal implementada y mal ejecutada. Mercado Libre ha recibido en el primer semestre de este año 50 millones de dólares de exenciones impositivas. Es una empresa que es un unicornio que distribuye dividendos en Nueva York. La promoción industrial o de sectores tiene que tener un término. No puede ser que unicornios que valen miles de millones de dólares no paguen impuestos después de haberse desarrollado gracias a infraestructuras provistas por el Estado, técnicos y personal formados en universidades públicas, mercados protegidos y excepciones fiscales. Y una vez que son unicornios, usan el poder del unicornio para bloquear las reformas que las obligarían a pagar impuestos.

¿Y por qué digo Sturzenegger? Porque él es el que quiso tener las herramientas para las reformas y terminar con los privilegios. ¿Con qué privilegios terminó? Con los de los jubilados, con los de los proyectos universitarios. 30% de caída de ingresos reales de los proyectos de los jubilados. Milei iba a terminar con los privilegios y terminó con los jubilados. Entonces eso no es un programa de reforma, eso es un programa de transferencia de rentas. Y cuando dicen “queremos acabar con el peronismo”, no están produciendo peronismo. No puede ser que cada vez que un gobierno viene con ideas de reforma, lo que haga sea transferir dinero de abajo hacia arriba.

Entonces, nosotros tenemos mucho para discutir con el peronismo. Yo escribí un libro para hacer la crítica del kirchnerismo por muchas razones, entre otras, por el modo en el que se apropió de valores progresistas y los degradó. Y a nosotros nos cuesta muchísimo hoy hablarle a la sociedad de justicia social, de igualdad, de derechos. Porque parece que lo que queremos es gastar plata que no tenemos y robárnosla. Esos valores son los que permitieron la construcción de las mejores sociedades del mundo contemporáneo. Las sociedades más cohesionadas, más dinámicas, más atractivas, más ricas. No son malos valores, pero el kirchnerismo los hundió.

Y ahora tenemos un gobierno de inútiles, arrogantes, corruptos, que está hundiendo los valores de liberales, los dos conjuntos de valores fundamentales para que una sociedad funcione: los valores progresistas, que tienen que ver con la empatía, y los valores liberales, que tienen que ver con el reconocimiento del individuo, de las minorías y de los derechos. El pluralismo y la libertad, todo hundido por unas bandas de inútiles que produjeron que hace 13 años el país no crezca, que la creación de empleos externos no pare de aumentar, que la pobreza estructural se mantenga. No puede ser. Hay que salir de ahí.

No salimos de ahí solo con discursos, porque los discursos son buenos. Mi discurso es bueno. Quiero decir, trata de agregar elementos para entender mejor lo que nos pasa y cambiar las decisiones individuales que, cuando se agregan en la elección, implican una decisión colectiva. Yo trato de persuadir a la gente para que diga: “No nos ha ido bien en la polarización, hagamos algo diferente”. Pero también tenemos ideas legislativas, no solo una crítica.

Las bases de Juan Bautista Alberdi en 1852 eran “gobernar es poblar”Juan Álvarez, un gran historiador argentino poco conocido fuera de los ambientes académicos, en su libro “Buenos Aires y el problema de la República Argentina”, señala que el “gobernar es poblar” de Alberdi no se cumplió, y que Buenos Aires está tomando un volumen respecto del resto del país que va a impedir un desarrollo armónico de la nación. Ezequiel Martínez Estrada, en 1940 en “La cabeza de Goliat” vuelve con más énfasis a decir: “Muchachos, no hay cuerpo para sostener esta cabezota. Hagamos algo con el cuerpo y también con la cabeza”. En 1985, Raúl Alfonsín pide llevar la capital a Viedma. No era una buena idea, pero sí era una buena idea pensar que es necesario diseñar el territorio.

La política tiene que hacer esas cosas, tiene que pensar largo, tiene que pensar ambiciosamente. No puede discutir el punto del presupuesto. Toda la política es: “gastemos más de lo que no tenemos” o “cortemos más, aunque jorobemos a otros”. ¿Qué discusión es esa? Si no resolvemos el problema del territorio, no tenemos capacidad de desarrollar los urbanos. No tenemos capacidad de liberar recursos que asignamos a la pobreza y a todas las derivaciones de la pobreza para el desarrollo. No tenemos toda esa parte de la población con posibilidades de tener proyecto.

¿Por qué tenemos la Secretaría de Pesca en la Plaza de Mayo y no en un puerto atlántico pesquero? ¿Por qué tenemos el Ministerio de Salud en la Avenida 9 de Julio y no en Tucumán, atendiendo los problemas de la zona con más enfermedades del país? ¿Por qué tenemos el Ministerio de Defensa a 100 m de la Casa de Gobierno, para apuntarle al presidente como se hacía hasta el año 76? ¿Por qué no lo tenemos en zonas de frontera? ¿Por qué no descentralizamos la administración pública nacional?

¿Por qué no llevamos dependencias, organismos descentralizados, secretarías de Estado y finalmente ministerios a las zonas? El Ministerio de Agricultura tiene que estar en la zona núcleo y que las empresas vinculadas con eso se instalen cerca, y se haga un hub importante con la burocracia, con las empresas, con la investigación, la ciencia y la tecnología vinculadas con esa actividad. Eso genera redes de comunicación que vinculen el territorio radialmente, que le dé a los funcionarios perspectivas no porteñas de los problemas del país, que refuerce las economías regionales, dinamice y enriquezca la vida de las comunidades.

Entonces, vamos al parlamento con eso. ¿Por qué subsidiamos sectores? ¿Por qué subsidiamos a los que fabrican celulares? ¿Por qué les subsidiamos por un periodo determinado a los que se instalan en ciudades de entre 50 y 150.000 habitantes? Hay 55 ciudades de esa dimensión en la Argentina, 40 de las cuales están fuera de la provincia de Buenos Aires. ¿Qué pasa si subsidiamos empresas para que creen empleo en ciudades intermedias? Entonces va a haber traslado de gente para tareas de baja calificación, porque hay que hacer obras de infraestructura. Y luego habrá que hacer mantenimiento de calles y pares. No todo es Vaca Muerta.

Brasil sí mudó la capital y todo coincide. Cuando Alfonsín lo quiso hacer, no tenía los recursos, pero Brasil lo hizo en momentos en donde la economía brasileña y sudamericana lo permitía. Hasta 1960 Brasil solamente estaba medianamente desarrollado a 80 km de la costa, una costa de 5.000 km, y fue la mudanza de la capital de Río de Janeiro a Brasilia lo que comenzó el boom económico brasileño de los años 70. De alguna manera, el reclamo de Provincias Unidas y los gobernadores sea por un exceso de protagonismo de la ciudad de Buenos Aires. Sos un gran candidato. A mí me convenciste, y espero que a muchos más también.

Ojalá que sí. Necesitamos, que mucha gente vaya a votar. Muchos íbamos a votar en la Ciudad de Buenos Aires con mucho desánimo. No teníamos a quién votar. Y no es que hay que votarme a mí, yo soy ellos. Yo trato de representar a todo ese universo de gente que iba con desgano porque no quería votar a uno ni al otro, porque terminaba votando lo que no quería, contra el que consideraba peor, o en blanco. Entonces, hay que ir a votar.

Todos esos que no están en ese 40% de preferencias intensas mileístas o kirchneristas tienen que ir a votar otras opciones, porque además es mejor que gente como yo, no yo, sino gente como yo, esté en el parlamento y no Lilia Lemoine. Y además tienen que darnos a nosotros, porque las otras alternativas son más conocidas y tienen más votos. Y está bien que Myriam Bregman, Ricardo López MurphyMartín Lousteau estén en el parlamento, pero van a estar, que nos lleven también a nosotros. Entonces, que den por descontado que esos candidatos son de terceras opciones, pero con más respaldo, con más recursos, con más dinero y con más trayectoria política. Ya están, ya ganaron sus bancas. Ayúdennos a traer la nuestra y luego vamos a hacer algo juntos.

WP2Social Auto Publish Powered By : XYZScripts.com