Ella separada y cerrada al amor, él soltero y dispuesto a darlo todo.
Hace siete años Jackie (43) empezó en un nuevo trabajo en una empresa de energía como contadora en el sector de contabilidad, para ese entonces estaba separada, con una hija adolescente, feliz con su nueva vida y dispuesta a quedarse así para siempre. En el área comercial pero en el mismo piso trabajaba como economista Carlos (39), soltero pero que a los pocos días sintió un flechazo imposible de evadir por parte de Jackie.
Carlos no tardó en invitarla a salir, pero Jackie le decía siempre que no, “le empezó a pedir a mis compañeros de equipo ayuda para ver si lograba algo pero yo no daba el brazo a torcer”, admite Jackie. Hasta que llegó un viernes de esos en el que el peso de la semana cae sobre los hombros, se hacía tarde y todavía no podía irse de la oficina, pero le llegó un mensaje de Carlos invitándola a salir. Jackie asegura que le ganó por cansancio y aceptó, pero eso sí, estaba tan cansada que solo quería volver a su casa en Banfield, así que Carlos, oriundo de San Isidro viajó por primera vez a zona sur. “Charlamos toda la noche, ya ni me acuerdo de qué, se quedó hasta las cuatro de la mañana pero yo le aclaré que no quería saber nada, que solo como amigos porque yo realmente no quería nada”, cuenta Jackie y asegura que no pasó nada entre ellos.
“Se la jugó”
A las dos semanas Jackie se fue para Bariloche de vacaciones con su hija. Alquiló una cabaña que no tenía dirección, solo el nombre de la casa, la altura del kilómetro y las indicaciones del dueño sobre cómo llegar.
El día de su cumpleaños a las ocho de la mañana recibió un mensaje por parte de Carlos. A Jackie le resultó pesado, “¿todavía no me saludó nadie y vos ya me estás saludando?”, pensó pero no respondió.
A las nueve de la mañana alguien golpeó la puerta: le entregaron un desayuno enorme lleno de globos con una nota de Carlos deseando un feliz cumpleaños y otras cosas lindas. “Sigo sin poder creer como encontró la cabaña que no era un complejo y no tenía dirección, yo no le pasé los datos, así que todavía no entiendo como llegó ese desayuno. A partir de ahí dije bueno, con este pibe vale la pena intentar algo”, recuerda Jackie. Este fue sin duda el punto de inflexión en su historia, “el desayuno fue lo más importante, se la jugó”.
Lo primero que Jackie le dijo cuando se juntaron a hablar seriamente de ellos fue que ella no quería nada serio, que tampoco iba a convivir con otro hombre y mucho menos iba a tener más hijos. Carlos aceptó consciente de que era él quien estaba arriesgando todo y estaba dispuesto a darse la cabeza contra la pared.
Un viaje juntos y una relación secreta
Unos meses atrás, cuando sus vidas aún no se habían cruzado, Carlos planeó un viaje a la costa oeste de Estados Unidos y la invitó a Jackie. Ella siempre había querido conocer San Francisco y decidió arriesgarse, faltaban todavía siete meses para el viaje, pero Jackie pensó que ante cualquier inconveniente en la relación podían ir como amigos.
Mientras pasaban los meses nadie en el trabajo sabía que ellos estaban juntos, es que Jackie era nueva en el trabajo y no quería que se supiera, además como no se tomaba la relación en serio tenía menos interés aún en darle trascendencia. “Él, delante de todos me decía cosas lindas todo el tiempo, me preguntaba si me quería casar con él, siempre fue muy así, es muy gracioso, está siempre haciendo chistes, siempre buena onda, pero yo era muy seria, es que soy tímida más que seria”, explica Jackie y recuerda que aquellas bromas la incomodaban pero no eran motivo de pelea, ella por dentro se reía aunque está segura que se ponía colorada. Dos personalidades diferentes pero que estaban destinadas a estar unidas.
El primer beso lo dio ella, es que no podía ser de otro modo, le había puesto el freno tantas veces que Carlos no se animó a intentar algo más. Al llegar el momento del viaje todos sus compañeros de trabajo se enteraron de la relación, “estaban re contentos porque sabían del laburo fino que había estado haciendo Carlos”, dice Jackie.
“Mi hija lo odiaba”
Mientras Carlos y Jackie eran amigos la relación con su hija era perfecta, ella amaba al nuevo amigo de su mamá, pero cuando se enteró de que estaban de novios pasó del amor al odio, pero con paciencia y “terapia pudo resolverlo y ahora se aman”, cuenta feliz Jackie.
Al año y medio de estar juntos Jackie se quedó embarazada de Julia. “Ya teníamos planes de irnos a vivir juntos pero antes de que podamos convivir ya teníamos el positivo del evatest, igual quedé embarazada por decisión, si bien fue antes de lo planeado ya estaba previsto tener hijos, lo habíamos hablado”, cuenta Jackie. Es que se enamoró, y con el amor llegaron los cambios de planes, llegó Julia y al año se quedó embarazada de Juan. A los tres años de conocerse, con el agrandamiento de la familia y la pandemia Jackie renunció y comenzó Beck House su propio emprendimiento de decoración.
“Yo sentía que ya tenía toda mi vida hecha, ya había estado en pareja muchos años, tenía una hija adolescente, una profesión, un muy buen trabajo. Sentía que no necesitaba más para el resto de mi vida y ¡solo tenía 36 años! Ahora me doy cuenta de que se podía tener más, mucho más: una pareja a la que amo mucho y tres hijos que son mi vida entera. Hoy sé, que de ese primer beso dependió el resto de mi vida”, concluye Jackie.
Por Señorita Heart-LN